07/09/2007 14:23 Taty 37 Con un telón fondo negro, cauto y profundo, compartimos un ritual de tango esencial.
Donde el maridaje del espacio de "la Milonga" y "el escenario teatral" nos instalan en un ámbito simbólico... ámbito de éxtasis y vejaciones.
Aquí el tango, "ese reptil de lupanar" al decir de Lugones, asume la densidad dramática de una saga que nos desnuda.
La mujer descalza, bailándose a sí misma, libre de estereotipos.
Sin el zapato de tango...que es fetiche y símbolo.
El hombre y su alma de tango.
Sensibilidad, violencia... introspección, goce.
Abrazos y des-abrazos... de sometimiento y de libertad.
En una obra donde todos los roles son protagónicos: planteo estético y existencial.
Tango Salón...Coreografía de piso. Danza Contemporánea... Danza Teatro.
Obra de contenidos que nace del intertexto y la interdisciplina.
Isadora y la Bozán. Piazzolla y Vassilief
Cuyo final cinematográfico con flashbacks simultáneos construye el cierre de una dramaturgia segura y contemporánea.
19/08/2007 18:10 Ricardo ( 37 Asistí al estreno de Brazos y Abrazos en un teatro en Campana. Me encontré con una puesta talentosa, original, con mucho de danza contemporánea.
Cuando a las pocas semanas me enteré que estaban en Buenos Aires, no dudé de aprovechar esta segunda oportunidad, en un teatro absolutamente colmado de seguidores de estos bailarines.
Nos cuentan una historia, la de ellos, la de cada uno. La coreografía que nos plantea Carina Pazzaglini es muy original, de gran nivel, con grandes bailarines. No sentí en ningún momento que estaba viendo una compañía que baila tangos (con los códigos que eso implica) sino un ballet (sé que esa designación corresponde a la danza clásica), bailarines que eligieron un medio absolutamente creativo para hablarnos en ritmo de tango, de la soledad, del machismo, de la sumisión de la mujer, de sus zapatos con tacos, de su pelo... de sus vidas (de las nuestras).
Sin concesiones, sin recursos fáciles y conocidos, con códigos austeros, nos sumergen en 23 pasos (como en un enorme menú) desde el inicio con Deus Xango (Piazzolla y Gerry Mulligan) hasta La Cumparsita, en la problemática de nuestros días.
Pero el final del programa no es respetado por los bailarines. Ellos siguen enchufados, han puesto en funcionamiento una fuerza vital que no está enterada de los horarios convencionales; los "personajes" que bailan se apoderaron de los bailarines y los "obligan" a seguir hablándonos, comunicando que hay más cosas para contar, más fantasmas que descubrir.
El aplauso del público los vuelve a la realidad. Cada bailarín se recompone. Hay que agradecer la ovación.