18/08/2011 09:06 Jochi 8 Es la primera obra que veo de Ajaka como director. Me parece un muy espectáculo sumamente intersante. El uso espacial, las actuaciones. La propuesta en general. MUY recomendable.
11/08/2011 20:04 Maria A 27 muy buena puesta. la obra esta interesante y el nivel actoral es excelente. Fue un placer descubrir un espacio tearal que no conocia y al que llegue por recomendacion de otro espectador.
09/07/2011 23:00 Natalia F 56 'Algo te identifica con el que se aleja de ti, y es la facultad común de volver: de ahí tu más grande pesadumbre. Algo te separa del que se queda contigo, y es la esclavitud común de partir: de ahí tus más nimios regocijos. Me dirijo, en esta forma, a las individualidades colectivas, tanto como a las colectividades individuales y a los que, entre unas y otras, yacen marchando al son de las fronteras o, simplemente, marcan el paso inmóvil en el borde del mundo. Algo típicamente neutro, de inexorablemente neutro, interpónese entre el ladrón y su víctima. Esto, así mismo, puede discernirse tratándose del cirujano y del paciente. Horrible medialuna, convexa y solar, cobija a unos y otros. Porque el objeto hurtado tiene también su peso indiferente, y el órgano intervenido, también su grasa triste. ¿Qué hay de más desesperante en la tierra, que la imposibilidad en que se halla el hombre feliz de ser infortunado y el hombre bueno, de ser malvado? ¡Alejarse! ¡Quedarse! ¡Volver! ¡Partir! Toda la mecánica social cabe en estas palabras. ' César Vallejo
Colchones de colores, tamaños, y texturas diferentes. Comparten la misma función; son lo mismo, sí, pero no son iguales. “Igual” también puede ser parecido o puede referirse a la pertenencia (a una clase, a una raza, a un suelo…). Metáfora e ingeniosa manera de nombrar las cosas ¿como son? Implacable es la pluralidad humana. Portan manchas que son marcas; las del tiempo, de un tiempo. Huellas, rastros de heredad. Una generación y la (de) generación de otras. Varias idiosincrasias y la que hacemos nuestra cada día, la misma que hace que cada uno seamos cada cual. ¿Somos lo que decimos o decimos lo que queremos ser? Que importa. Somos lo que amamos. Lo que insultamos. Lo que combatimos. Lo que perdemos. Lo que tememos. Los hijos, los padres y los nietos. Los políticos. Los artistas. Somos lo que podemos. Nos sobran nombres y discursos, nos faltan convicciones; muchas certezas, pocas verdades o a la inversa. Maldita materialidad del discurso. Las cosas por su nombre. Badiu denomina “justicia a aquello con lo cual una filosofía designa la verdad posible de una política”; yo digo entonces que esta obra de teatro es justa o hace justicia porque desde un lugar sumamente filosófico denuncia la verdad-una posible-de la política-de la nuestra-también. “Cada una de las cosas iguales” habla de la historia, de la política, de las personas y sus cosas, de la corrupción, de la vergüenza, de este país, y de otros, de lo que hace el tiempo con la ingenuidad de los jóvenes, de la perversión del poder o lo que sabemos de él, del lugar adónde van a parar los sueños, el entusiasmo, la utopía de la libertad y esos, pocos, lugares desde dónde todavía se puede pelear por ella; el teatro y el amor, ponele. La dramaturgia es auténtica por original y genuina. Muy personal. Osada. La pieza es provocadora, de reflexiones, de recuerdos, de risas, de sensaciones, de nostalgia y de reconocimiento; ya por empatía, ya por repulsión. Revulsiva; sí, en este tiempo y en ese espacio, revolucionaria. Una obra desobediente que revela las formas de este pueblo, dice sobre el caos que conforma nuestra identidad, la pesadilla de la patria y el sueño de una nación. Cuerpos heridos de nombres, omisiones, complicidades. La ceguera inmanente a las luces del poder y el saber. Máscaras. La identidad sublevada. Amos y esclavos, ladrones y victimas, iguales y diferentes. Con adusta capacidad repasa el sentimiento de pertenencia, lo burla y lo exalta; eso, lo pone en escena, lo propone, lo piensa. Un escenario repleto de signos, de perspicaces recursos teatrales, de aguda inteligencia. Un vestuario exquisito y acertado. Actores convencidos, generosos. Todo allí significa; esa es, para mí, una de las más seductoras pretensiones del teatro. Poder contar y contarse desde las voces, los gestos, las palabras, las ideas. “(…) los deberes que impone el amor (…)” también los impone la política, el compromiso con un arte, la construcción de una personalidad, individual y colectiva, la dirección del pensamiento que, borroso y atormentado, condiciona el camino, despeja obstáculos, impone ideas, celebra, sobre el siempre efímero escenario; el del teatro y el de la vida. ¿Y entonces qué? No sé chabón, cada cual a su colchón y cada cosa en su lugar que no somos lo mismo ni somos cosas, pero somos todos y uno, alguno y cada uno. Animales iguales. Hombre y mujer, teatro y política, ficción y verdad, Albania y Argentina. Tremenda obra.
“(…) Yo no soy la libertad pero sí el que la provoca (…)”.
20/06/2011 23:42 Eduardo J 3 La es obra es exactamente lo que dice en el Flyer: 'una generación de treintañeros (adolescentes) que sueña con los padres degradados... patéticos, y celebran lo carnavalesco. Así es la obra... nada más. ¡NADA MAS! ¿y para eso pagué $ 30,--? ¡Hay que ser tarado! Así es señores míos... una obrita de un teatro 'experimental' interpretado por personas que se interpretan a sí mismas... adolescentes treintañeros que suenan pateticamente a ser actores. Así que para aquella gente a la que le guste el teatro 'experimental' esta obra puede estar bien, tan bien como cualquier obra de acto escolar... Si quieren ver teatro del bueno... elijan otra obra. Por otra parte el 'espacio escénico' (el teatro) es pésimo y para colmo ubicado en una zona no muy apta para dejar el automóvil a las 11 de la noche...
¿Que tal si empezamos a dejar las 'experimentaciones' a los laboratorios de ensayos?
29/05/2011 18:47 Alicia 5 Aburrida y sin sentido. Lo de las cajas ya lo vi en otras obras. Me clavé!
10/12/2010 17:45 Mailén V Cuando no conocía el mundo
no creía en la esperanza.
Hoy siento que parte de mi se refleja en él.
Hoy conozco algo más,
algo nuevo.
Algo que hasta el momento no podía expresar.
Hoy creo en todos nosotros, porque creo en mí.