20/07/2015 14:57 Javier 40 Muy linda la obra, muy buena la escenografía ambientando un salón de baile, con muy buen sónido, juego de luces y un excelente manejo de la musicalización.-
Las actuaciones fantásticas, los 2 protagonistas demuestran toda su experiencia y un perfecto manejo del escenario y los tiempos, un verdadero placer verlos en acción.
El libro también me gustó, la historia es sencilla, pero mantiene el interés en todo momentos, en definitiva una excelente noche de teatro, en un teatro como El Pasillo, donde siempre uno es recibido con calidez y una sonrisa.-
04/04/2010 00:37 Nono 3 Tipica expresion del buen humor argentino.Chantas farsescos simpaticos y seductores,,caen presos de sus propias fantasias.Excelente s actuaciones ,muy buiena direccion,adecuacion perfecta de loa actores al personaje.Obra muy garata la recomiendo!!!!!!
09/12/2009 17:57 Julián C 2 Dos actores, Carlos Vanadía y Beatriz Dos Santos, y una hermosa y cálida dirección de Susana Di Jerónimo logran hacer de Caprio y Cía. un por demás grato momento teatral. Dentro de un marcado tono de comedia con toques farsescos, la obra se disfruta desde el primer momento por la frescura impresa al carácter de los personajes y el ritmo propuesto. Inicia denunciando el patético encuentro entre dos personas solas en el marco de un “boliche” bailable y su música bailantera; terminará deviniendo, por peripecias propias del texto –no con mucha rigor dramático, por cierto-, en situaciones vinculadas a zonas más complejas del ser humano. De un modo crudamente gracioso se esgrime la dificultad de las relaciones... la diaria supervivencia... la estafa y la extorsión emocional… la familia... la no consideración del otro… la soledad... las conductas egoístas… la denuncia de la falta de sueños… lo endeble y vulgar de nuestras aspiraciones… la mezquindad y pobreza de nuestras ambiciones… Un elogio aparte merece el cuidado de la ambientación y el vestuario: sencillez, precisión y claridad conceptual. Reitero: los actores y la dirección se lucen. El público no sale defraudado; es más, se va con una amplia sonrisa en su rostro.
19/11/2009 11:00 Mariángeles D 7 Actuaciones magníficas, con mucha solidez y calidad.
Dirección estupenda que ha podido hilar muy fino la estructura argumental, dando a sus actores la posibilidad de generar en el público la complicidad de sus personajes.
Ha sido un disfrute ver este espectáculo.
16/11/2009 16:22 Sylvia M 3 Me pareciò excelente!!!! no parè de reirme la redisfrutè, las actuaciones son maravillosas, es muy recomendable no se la pierdan!!!!.
16/11/2009 13:56 Alberto A Caprio y Cía.
2009 - Teatro del Pasillo – C.A.B.A.
En setenta y cinco minutos de obra, por culpa de la actuación, uno ríe tres mil quinientos segundos. Es necesario emplear otros mil segundos para respirar y recomponerse. Ahora usted ya sabe las primeras cuentas.
La cuenta tiene que ver con lo que sucede en escena: dos personajes que calculan permanentemente. Aunque la cuenta es mía, usted contará también, seguramente.
Cuenta a su vez Perogrullo que el actor no requiere de grandes textos para expresar, desde su oficio, a todos los personajes que conviven dentro del sí mismo. De hecho, si hay un buen texto, mejor.
En el caso de la puesta en escena de Caprio y Cía, de Jorge Ricci, la conjunción de dos actores, Beatriz Dos Santos y Carlos Vanadía, de larga trayectoria, confirma un dato: el olfato actoral existe.
Existe el olfato para encontrar un material -a medida del placer del actor-, con posibilidades de mostrar una mirada sobre la realidad.
Al principio puede verse a Margaret como una verdadera rubia tonta y vejancona, al borde del refrito cliché de muchacha de barrio emperifollada para la milonga mistonga. La transformación en culebra, capaz de llegar a ser presidenta de un país de la mano de un brujo cabo de policía, no la redime finalmente, de su condición ratona.
Un Caprio muy sugerente, capaz de venderle locaciones mas cómodas a los muertos, se presenta descolocado, como en un lugar que no le es propio, se transforma en aquél que aprende de sus errores para perfeccionar su arte.
Digo acerca del puntilloso trabajo realizado por estos actores, que sostiene a dos personajes dentro de un límite de la realidad. Limite extremo, desde luego, límite al fin.
La mentira, sin ir más lejos, es un límite de la verdad; que en esta versión de Caprio, actúa como un sistema de vasos comunicantes.
Cuando la especulación, el abuso, la manipulación, quedan desenmascarados ¿es posible que se produzca un efecto reparador que encauce estos valores hacia valores virtuosos, tal vez los contrapuestos? Ricci deja la especulación de la respuesta en un limbo y pretende una conclusión del espectador.
Susana Di Gerónimo, la directora, usa una paleta más expresionista para pintar esos límites, deformando un poco las líneas que resultarían obvias en un grotesco. Apuesta y logra un resultado que el publico se lleva en el bolsillo y relee en su casa.
Releo y digo: bailar por un sueño te entretiene la vida, pero no te pone al frente de la causa por la vida.
Se la recomiendo, che.