05/10/2018 12:05por Horacio 271 Un homenaje sobre el otro, como capas geológicas: Roberto Villanueva, Santa Teresa, la Guerrero, el teatro oficial y el Cervantes (y una merecida y justificada autocelebración a su actual director), el actuar, el inetrpretar y,por supuesto, uno a Divina Marilú.
Todo con talento, intensidad, inteligencia.
Puesta deslumbrante, perdurable.
Las actuaciones parejas y una exquisita intervención de Julieta Venegas.
Y la gran yapa: haber vivido el Cervantes desde la perspectiva opuesta.
Vayan, che.
07/09/2018 00:54por Horacio 271 A sala llena (nada fácil en este tiempo amarillento), Tortonese se divirtió y nos hizo divertir con esta versión, sutil, honesta y perdurable, del clásico de Discépolo y Porter.
Tortonese, insisto, muy bien acompañado, hizo lo que quiso y sirva este comentario para agradecerle y alentar a quienes no hayan ido al Regio a que lo hagan
24/08/2018 10:36por Horacio 271 En un registro similar al de la notable "Viejo, solo y puto", Sergio Boris vuelve a narrar sobre el descalabro humano en esta obra impecable.
Sostenida por ese texto poderoso, actuado por un elenco parejisimo y de un nivel excelente con Cremonesi y (obvio resulta) Elvira Oneto descollando.
Lo mejor de.mi 2018 en teatro.
03/06/2018 14:06por Horacio 271 Esta mañana publicó Miguel Rep una tira buenísima sobre las toses en el teatro del otoño/invierno que atormentan a actores y público.
Anoche, en la muy fría noche del 2 de junio, no se escuchó una sola tos, ningún ringtone, sirena, pito ni nada que perturbase (más allá de ese texto arrollador) esa pieza magnífica. Porque ni tiempo para acordarnos de toser o de romper las pelotas tuvimos, sobrecogidos por el texto de Kartun, el único.
Fue mi segunda vez (no descarto una tercera) y no creo que tenga que agregar nada más. Sólo destacar la actuación de Rafael Bruza (los Claudios supérsitites hicieron cumbre en cada palabra que actuaron), porque cargaba con el recuerdo del "Tatita" de Rissi.
No lo extrañamos anoche a Claudio querido, lo de Bruza fue brillante.
Quiero parafrasear, para cerrar, a un amigo de 23, Juan, que a la salida de la función, tras largos minutos en silencio compartió la primera reflexión (de las tantas) que le generó "Terrenal", aunque injusta con muchas y muchos, reveladora de lo que quiero escribir: "Resulta entonces, que el teatro es arte nomás. Arte popular y no la mierda que estuve viendo hasta ahora".
29/04/2018 12:12por Horacio 271 Desde el año pasado que tenía pendiente "El Tercer Apetito", inquietado (por sobre todo) por la actuación de José Luis Arias, ese artista exquisito.
Y anoche (sábado 28 de abril) mis expectativas se vieron colmadas: una dramaturgia de una solidez que desentona con tanta ligereza, tanta banalidad que agobia la agobiante cartelera teatral porteña: el deseo, el arte, la poesía y, claro, el apetito a cargo de un cocinero (lejos de esas celebrities a las que se les dice "cheff") que monologa y graba en casetes con intención de escribir un tratado sobre el (¿buen?) comer.
Una escenografía vacía y asfixiante, tan inteligentemente ocupada por Arias quien se desenvuelve entre mesadas, hornos y anafes, cocinando en escena para impregnar su relato de aromas, con una fachada multicolor de perejiles, apios, berenjenas, zanahorias y manzanas.
Brillante, de lo mejor que he visto en este tiempo, tan recargado de tanto exceso al cuete, tan disonante con todo eso, reafirmando una vez más que menos (siempre, pero siempre) es más.
¡Vayan, che!
25/04/2018 09:35por Horacio 271 Hace 11 años, publiqué mi primera opinión en este espacio, precisamente, para celebrar la puesta de Renán en el San Martín, con los portagónicos de Brandoni y Segado.
Quedé muy contento con esa versión, de ese artista inolvidable y tan querido, con toda magnificencia de la Martín Coronado.
Esta puesta, por tantas buenas razones, no le va en zaga.
Adaptada a nuestro tiempo y a nuestro medio (con sensibilidad e inteligencia, se prescinden de tanto trazo grueso que agobian a los clásicos "aggiornados") resulta lo mejor que he visto en este 2018.
Bravo. Por las actuaciones (todas y cada una, con Rizzo y Leyrado brillando, disfrutando cada intervención) e, insisto, por la inteligente sensibilidad de Lisandro Fiks, a cargo de una puesta memorable con una condigna respuesta del público que, el domingo 22, llenó la sala del Regio de punta a punta.
Bravo, una vez más.