La Pecadora

El romanticismo nació en Alemania en 1774, con la novela Las penas del joven Werther, de Goethe, y llegó a su punto más alto con el apogeo y posterior caída del nazismo, en 1945. Pero antes, en el Río de la Plata, entre 1913 y 1914, ocurrió una tragedia marcada por idéntico signo. La misma fue protagonizada por cuatro personajes más grandes que la vida: Delmira Agustini, Manuel Ugarte, Enrique Job Reyes y María Murtfeldt. Sobre estos personajes y su dramática historia en común, escribió la autora uruguaya, Adriana Genta, su multipremiada obra La Pecadora, habanera para piano.

Luego de un largo proceso de estudio, descubrimientos y construcción de los personajes, Julieta Schena, Stella Maris Previsdomini, Julio I. Villaba e Ignacio Solari, los encarnan magistralmente, dirigidos por Daniel Cézare.

Se trata de una obra compleja, llena de condimentos dramáticos y una poética virtuosa en sus diálogos, que indaga en varios aspectos más que interesantes. Uno de ellos es la relación del artista comprometido en su creación al punto de poner en riesgo su salud mental e incluso su propia vida. Otro aspecto es la pretensión de modificar a los demás, y el convencimiento de que podrán lograrlo, aun cuando sean completamente opuestos a su manera de pensar y de vivir. Entre los muchos conflictos que se producen en la obra, aparece la cuestión de género y la necesidad de reconocer el deseo femenino.

Todo esto en una época en la cual se cuestionaba el sistema político y social, con un gran fervor revolucionario en todo el mundo. Además, se producía la incipiente formación del primer feminismo, expresado en periódicos anarquistas de Montevideo, con frases tan provocativas como ésta: "el matrimonio y la prostitución son iguales, con la única diferencia que a uno lo autoriza el juez, y a la otra el jefe de policía."

Delmira Agustini provocó un impacto muy fuerte en la sociedad uruguaya, con sus poemas cargados de sensualidad y de un refinado erotismo, expresado en bellas y explícitas metáforas, que deslumbraron a los más importantes escritores y poetas de la época, como Rubén Darío, Miguel de Unamuno, Alfonsina Storni, entre otros, y por supuesto Manuel Ugarte.

Si bien el presidente Batlle ya había convertido en Ley el divorcio un par de años antes, la hipocresía de la sociedad no lo había concretado en los hechos, hasta que Delmira pide y obtiene el divorcio. Siendo así, la primera persona en lograrlo en Uruguay.

Manuel Ugarte, escritor y político argentino que recorría Latinoamérica, alertando sobre el peligro expansionista de Estados Unidos, que se había apropiado de gran parte del territorio mexicano y veía como una amenaza para el resto de los países sudamericanos. Con su prédica influyó en los dirigentes de la Revolución Mexicana, que erigieron un monumento en su homenaje, y en muchos otros líderes como Sandino, por ejemplo. Pero en su propio país, Argentina, estaba enfrentado en el interior del Partido Socialista, con Juan B. Justo, que admiraba a Estados Unidos y su política, incluida la exterior.

Delmira Agustini conoció a Manuel Ugarte en momentos previos a la boda con su novio de muchos años, Enrique Job Reyes, y tuvo un deslumbramiento, basado en parte en las reales virtudes del escritor y político argentino (además autor de una muy romántica novela -La novela de las horas y los días- que influyó notablemente en Delmira) y en otra gran parte por la tendencia a idealizar, propia del romanticismo. No olvidemos que sus poemas fueron catalogados por Rubén Darío, dentro del modernismo, que fue una corriente literaria, cultural y religiosa, considerada como el posromanticismo. Esta relación sentimental tuvo una gravitación fundamental en el desarrollo de la historia y de su trágico desenlace.

Mas allá de esta relación entre Delmira y Ugarte, los otros personajes, María Murtfeld, madre de Delmira, y Enrique Job Reyes, novio, esposo y amante (en ese orden) de la gran poeta, tienen un peso y contenido humano muy profundos, que también son ampliamente desarrollados en la obra.

Nuestra propuesta artística expone los hechos de un modo crítico, es decir, desmenuzando los conflictos que existieron entre los personajes reales, sin juzgarlos, permitiendo de esa forma que los espectadores puedan analizar, desde su óptica actual, cada una de sus preocupaciones, intereses y objetivos de vida, así como las contradicciones que determinaron sus procederes y el derrotero que los llevó al trágico final.

Lejos de asumir el camino fácil de lo políticamente correcto, abordamos un tema tan controversial desde una perspectiva que amplía el campo de observación y brinda otras posibilidades de discusión.

Por último, cabe destacar que el Espacio Teatral La Tertulia, aporta el ámbito adecuado para compartir, con calidez e intimidad, esta exquisita obra de cámara, para el disfrute de quienes tengan la sabia intuición de elegirla para su salida de viernes a la noche.

1 Histórico de funciones