Las manos de Eduviges al momento de nacer

Wajdi Mouawad nace en el Líbano, en una localidad cristiano maronita, rodeada de minorías drusas. A causa de los conflictos bélicos su infancia sucede entre Beirut y París, para finalmente establecerse junto a su familia en Quebec, en el año 1983. Autor de obras de relevancia internacional, entre ellas Litoral, Incendios, todos pájaros, Mouawad mira a través de la dramaturgia y con un prisma contemporáneo, el temblor que la Historia -y más precisamente sus tragedias- graba en una sociedad, en sus familias y sus individuos.

En esta obra, con dirección de Cristian Drut, asistimos a un tiempo alucinado. El autor construye un vórtice en la que los integrantes de una familia, literalmente, se arrebatan las palabras como los sedientos pueden arrebatarse una fuente de agua.

Un pueblo desesperado / Una familia
Una hermana que desaparece / Una hermana que chorrea agua de sus manos al rezar
El montaje de un entierro para un cuerpo ausente
El lucro católico / El lucro de la fe / El lucro del entierro

Desde el núcleo de esa familia que pareciera aullar en la noche, las palabras inauguran una guerra y adquieren la dureza de una bala que se dispara a quema ropa. Nadie saldrá ileso de esa batalla porque es el eco de la destrucción que atraviesa todos los tiempos.

En Las manos de Eduviges al momento de nacer, texto traducido por primera vez al español por encargo del Teatro Nacional Cervantes, Mouawad pareciera retroceder a esa localidad de la cual fue expulsado y ensayar una ficción sobre la familia, el territorio, la religión y el capital. El pasado que opera en la obra no puede entenderse como individual o biográfico. Es el pasado de la estirpe o, más bien, el de la tribu. El pasado que se impone como una marca, como una huella en el cuerpo.

Fabián Díaz


Agradecimientos: Luciana Hernandez

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