Un adiós

En un pueblo lejano, Enrique es invitado a dar un taller literario. Dolores, directora de la biblioteca lo lleva a ver el amanecer a la laguna. Ella se siente insegura con su vocación artística: el canto. Enrique está harto del pueblo, pero se siente superior allí.
Entiende que quizás lo que el arte del sentido común necesita es una dimensión de juego y no la opinión de los demás. Por su gesto de arrogancia y crueldad, Enrique deberá sentir
mucho miedo ante la amenaza que causa la presencia inesperada del marido de Dolores.
Dolores lo hace sentir como si la vida no fuera más que cantar una canción, cantar como sea.