Las Mujeres son de Venus, los Hombres son de Madre...

- Segundo Round.-

Un filósofo francés del siglo pasado, Robert Chamfleury, aseguraba que la premisa fundamental para alcanzar la Gran Sabiduría es ser capaz de burlarse de sí mismo. Y un ejemplo real de esta afirmación es la obra de Leandro Fernández que Teatro para Todos ofrece a los que quieren saber cómo y de qué manera manejar la convivencia conjugal.
Como en la primera parte de "Las Mujeres son de Venus, los Hombres son de Madre...", el autor aborda y completa el estudio sobre el matrimonio con un despliegue de humor que no decae en ningun momento. Por allí desfilan el antagonismo histórico, ese deseo irrefrenable de inmiscuirse en los pensamientos, sentimientos, opiniones y acciones del otro, sin interiorizarse, en realidad, de cuáles son para respetarlos.
La risa aparece fluída ante la radiografía atemporal de la pareja, las manías propias de cada sexo y las constataciones que nos individualizan.. Entre ellas cabe destacar la super-manía femenina de tratar de cambiar al otro, sin aceptar jamás que los seres humanos son como son, no cambian, sólo acentúan, a medida que pasa el tiempo, defectos y virtudes. O ésa, masculina, de insistir con el fútbol, constante dominical, que idiotiza a la otra parte frente a la tabla de planchar: único recurso de salvación.