03/05/2015 13:12por José R 5 La descripción de la obra es muy atractiva: meditar la condición de imposibilidad de representar a Cristo. Sin embargo, el texto de Infante es terriblemente autocomplaciente: su epifanía la tuvo Saussure hace un siglo. Y antes que Saussure los estoicos y antes que ellos, Platón.
Explico: el texto trata (o si se lograra trataría) sobre la naturaleza de la mimesis y, por ende, de la representación. Cristo al haber sido tan densamente representado es la encarnación no de Dios, sino de la representación. Esto lleva a muy aburridos y elementales 'meditaciones' sobre la naturaleza del hecho escénico, el destino (¿y si todo lo que decimos y hacemos ya está escrito?), y la plástica (pero es que eso viene de la película que le copió a otra película que lo sacó del cuadro de Da Vinci.
Al final acaba hartando que Infante sea tan evidentemente una wikidramaturga incapaz de sentarse a leer de verdad los evangelios o algo de teología o algo de lingüística. Seis personajes que no salen de google. Mejor vaya a cenar.
01/05/2015 10:12por José R 5 El problema de Spam no es el teatro ambiente en el que se da, sino que inevitablemente la comparo con Spregelburd mismo y es vencida por los poderes de la magnífica Apátrida.
Los recursos músicales y de dicción, la persona escénica de Spregelburd (que no su personaje) son semejantes pero si el texto trata de privilegiar lo intersticial, 'lo que hay entre las cosas', le falta silencio.
25/04/2015 12:02por José R 5 El texto es convencional en el mejor y en el peor sentido de la palabra: crea un crescendo que sirve para que los personajes se vayan descubriendo al pelear –la imagen de la cancha de tenis es hasta demasiado evidente– poniendo en tensión la diferencia de clase, educativa la guerra de los sexos. Esta estructura permite que Iacono y Pankonin hagan un trabajo muy bueno, de nuevo, dentro de los límites poco arriesgados del texto (al que le falta mucho como reflexión sobre el estatuto del arte argentino, es como si no conociera Apátrida). Los recursos audiovisuales son un desastre.
25/04/2015 11:52por José R 5 En un momento en que, al menos para mí, la estructura rigurosa hacia el crescendo dramático se ha desgastado hasta lo irremediable, el biodrama abre una serie de posibilidades que sortean a Aristóteles y crean un sentido de comunidad muy distinto entre quienes asisten a este tipo de puesta –de nuevo, no tanto en escena, como en común.
Desde luego, sería ingenuo caer en la ilusión de que cualquier vida contada resulta tan entretenida, tan conmovedora como esta Maruja enamorada. Hay mucho trabajo de Vivi Tellas para lograr esta aparente soltura, esta naturalidad, esto que apenas está un pasito alejado de un ensayo, dos de una terapia de grupo. Un trabajo de tono, que logra ubicarse en un territorio no previamente cercado por los géneros que siguen dominando los escenarios.
Ahora, teorizado o no, esto es imperdible. Incluso en los momentos en que el ritmo de la narración de vida torna predecible, en que la vida muestra su figura, el encanto de Ignacio Ocampo y Maruja Bustamante salvan todo.
Había visto a Maruja Bustamante en Doberman, y reitero lo que dije entonces: no es sólo una actriz notable, es una presencia escénica. Y brilla aún más en este caso, al actuar-se, sale de sí para volver a sí, para rehabitar su yo como actriz.
23/04/2015 13:23por José R 5 La obra consiste en Cirstina Banegas activando de manera muy hermosa con una dicción impecable –que va desde el grito desgarrado hasta el murmullo pasando por el canto– una serie de textos de García Lorca bien elegidos pues incluyen tanto lo celebérrimo (que nos permite seguirlos desde la memoria) como lo menos obvio (que nos obliga a descubrir de nuevo su hondo genio en la imagen, en la rima, en el trabajo con unos pocos elementos) que además como siempre con los grandes poemas, dicen otra cosa en Argentina, en 2015.
Vale la pena.