24/08/2024 15:09por Jorge D 6 Presenciar esta obra , para quién esté al tanto de lo que puede ser un desencuentro obligado por las circunstancias pero no deseado por quiénes se amaban con ese amor que no ocurre muchas veces, es volver a sentir esa sensación de dolor de alma que no dejará tal vez nunca de estar. Que sólo se puede tapar mirándonos en los espejitos cotidianos para hacernos trampa. Es una experiencia muy disfrutable pq el recuerdo y el dolor tb pueden ser disfrutables. Se agradece el texto tanto como las actuaciones y la sensible dirección. Gracias
12/07/2024 10:25por Jorge D 6 Un espectáculo excelente a partir de la actuación detallada de cada uno de los personajes que realizan actores y actrices. La muy buena dirección y el humor que se sostiene toda la obra. Felicitaciones
01/07/2024 20:28por Jorge D 6 Excelente obra teatral con un trabajo muy particular que involucra cuerpo ritmo voces en sincronía iluminación y desplazamiento específico en el espacio. Muy buen trabajo de lxs actores/trices, la iluminación es exquisita. Trata sobre algo que nos estamos preguntando en relación a lo que llamamos libertad. Muy probablemente como en la película Brazil de Terri Guillam como en 1984 de Orwell esa pregunta viene rebotando y muchas veces se la reprime desde afuera o desde adentro. Es libertad lo que estamos viviendo? La dirección y puesta no desaprovecha nada y eso hace que sea un espectáculo absolutamente disfrutable. Felicitaciones
29/11/2021 12:53por Jorge D 6 Las actuaciones son muy buenas. Actores muy ductiles. Cambian de un personaje a otro varias veces sin errores. Eso habla tb de una dirección precisa. Es por momentos muy divertida la obra. Me gustaron mucho algunos cuadros. Un equipo excelente.
21/07/2019 14:13por Jorge D 6 Ayer estuve viendo a estos tres grandes actores dirigidos por Raquel Albéniz Y Paula Etchebhere. Claudio Pazos Coni Marino y David Masajnik. La historia de Raquel Albéniz es tan simple y extraña a la vez que produce la rara sensación de trasladarte a otro mundo. Es como si uno se hubiera metido en la caverna de la serie Dark y esos personajes que se encuentran frente a uno como espectador pudieran leerse desde la actualidad un pasado o incluso desde un futuro. No sólo como lo que son en la circunstancia expuesta sino por lo que representan. Hay algo de esa tozudez tan propia de nosotros los humanos argentinos que descendemos de inmigrantes, tantos malos entendidos, tanta necesidad de que haya de una vez por todas un arraigo que se pueda sostener porque se quiere. Una suerte de ingenuidad que lastima, que produce heridas más que ayudar porque no está sostenida por otra cosa que la necesidad de ser más que el otro. Como sea. Al menos de sentarte sobre el otro por un rato. El macho intentando sostenerse en ese lugar ficticio del que manda sin comprender lo que hay del otro lado. Un vecino con su gallina en brazos que logra despertar el instinto maternal de la mujer. Y los premios, los méritos que se cuidan más que la vida misma. Aunque sean sólo promesas de que una gallina vaya a ser ganadora de un trofeo, una cocarda. La competencia que tiene que ocurrir porque es ley. Mientras se vuelan los campos arrasados por la sequía provocada seguramente por el desgaste que otros, los dueños de siempre, le imprimen a la sufrida tierra. Los tres personajes son parte de esa tierra, y serán arrasados tal como ella misma. Arrastrados al desastre, aferrados a lo poco, casi nada que les queda para sentirse vivos. Una obra que es mucho más que una obra de teatro. Vayan a verla.