09/03/2020 10:14por Santiago 5 La dramaturgia de Ignacio Sanchez Mestre está marcando la primera mitad del siglo XXI en la dramaturgia argentina. Todo en esta puesta va encastrando con la dulzura que tienen las cosas que se hacen con amor. Me sentí un poco un niño. Espero que la sigan haciendo mucho tiempo y que todes se regalen verla.
07/03/2016 18:13por Santiago 5 Excelente. Un texto necesario que discute temas cruciales para cualquier padre o docente. Me sorprendió lo bien que se aborda un tema tan controversial como el abuso sexual pudiendo exponer muchos puntos de vista y poniendo lo artístico tanto en la superficie como en la profundidad. No es una obra de teatro militante que quiere vender por lo controversial. Es una obra magistral que se tendría que volver un imprescindible de la cartelera porteña. Es una lástima que haya sufrido tantos cambios de sala y de elenco. La vi con Minujín en el San Martín y con Meloni en el Coliseo Podestá La Plata. Soy fanático de esta obra, no me canso de recomendarla. La puesta del San Martín con público a los dos lados es superadora, es una pena que no se haya podido mantener ese formato.
06/03/2016 20:55por Santiago 5 Me sorprendió para bien la capacidad de Constanza Muere de reinventar el teatro sin apelar a otras artes, siendo aún más teatral. Si el teatro es pura experiencia, eso en CM se agudiza, hasta el punto que cuando quise explicar lo que vi, no pude, porque no se puede explicar lo que excede al lenguaje. Es de esas obras que no te olvidás nunca más. Imperdible.
22/07/2013 14:08por Santiago 5 Me pasaron muchas cosas viendo la obra. Es de esas piezas de arte que las experimentás y después sos, un poco, otrx. Lxs amo.
11/05/2008 02:29por Santiago 5 Risas generales en la nonna (ahora tengo entendido está los viernes a las 21 en el pasaje dardo rocha) y yo en mi silla sin creer bien lo que estaba viendo. A partir de una escenografía muy bien pensada, entran y salen personajes a pesar de atravezar distintos estados de ánimo jamás abandonan el grito constante para generar una tensión insostenible.
Cuando llega el momento de la interpretación del plomero haciendo de mujer, la verdad es que hace de un gay muy convencional ridiculizado, como bien podría ser un personaje de Tinelli. Yo creo que cualquiera se daría cuenta de que un gay muy afeminado tiene una forma muy distinta de moverse que una mujer, cuyos gestos son mucho más moderados.
Intento incentivar a la gente a ir al teatro, pero para ver un enriedo de géneros, definitivamente es preferible quedarse en casa y ver La Lola.