Opiniones de MAXIMILIANO

  • Comienzo 4

    10/10/2024 20:48 por MAXIMILIANO 51
    Dirigida por el gran Daniel Veronese y estrenada en el pasado mes de marzo, en Teatro Picadero, "Comienzo" plantea un encuentro nocturno entre dos personas desconocidas, en las instancias finales de una celebración. La inusual primera cita congrega a un par de seres solitarios, golpeados por la vida y con sendas cuentas pendientes, en busca de otra clase de vinculación. Dispuestos a compartir intimidad física y espiritual, la escena de seducción no tarda en ponerse en marcha.

    Esta adaptación de la obra escrita por David Eldridge, propone un atractivo retrato sobre una relación incipiente en tiempos de virtualidad y dónde la noción de género se construye bajo nuevas percepciones y expectativas. Con acierto, la obra pone de manifiesto mecanismos de vinculación puestos en conflicto, preguntándose: ¿qué nos hace atractivos y deseados hoy? "Comienzo" rompe estereotipos en busca de bienvenidos matices de compatibilidad.

    En una hora y veinte de duración, desarrolla una típica comedia de parejas que muta en algo mucho más crudo y profundo, abordando la dificultad en ver de forma honesta a nuestro semejante, así como exponiendo miedos y mandatos que nos interpelan, en relación a la convivencia, la paternidad y la maternidad. Protagonizada por Gastón Cocchiaralle y Vanesa González, describe el sentir de dos personas de mediana edad con intereses contrapuestos de cara a una nueva oportunidad. El deseo apremia, pero buscamos huir, así de contradictorio es el corazón. Tal vez, el solo hecho de sincerarse resulte en el mejor comienzo posible. www.maximilianocurcio.com
  • Yo no duermo la siesta 179

    10/10/2024 20:47 por MAXIMILIANO 51
    Concebida en el taller de dramaturgia de Javier Daulte y estrenada en el año 2015, en Espacio Callejón, esta sutil pieza aborda el micro universo de un pueblo del interior, en donde la siesta se concibe como ese espacio de tiempo suspendido que da lugar a la imaginación y a la creación. Diversas realidades conviven en esta nostálgica aproximación a la infancia: con profunda autorreferencia a una época que marcara experiencias personales, la dramaturga Paula Marull coloca un pie en la realidad y otro en la ficción para preguntarse: ¿qué pasa cuando todos duermen? ¿para qué sirve el sueño? La sencillez y la magia de la vida pueblerina otorga contexto propicio para la invención y la fantasía, a medida que una serie de personajes protagonistas de historias que se desenlazan se verán modificados en su intimidad.

    Dueña de una mirada sensible, Paula dirige a su hermana, María Marull (junto a quien ha gestado la destacada "Lo que el Río Hace), y a un elenco de notables intérpretes: Agustina Cabo, Luciana Grasso, Sandra Grandinetti, Marcelo Pozzi y William Prociuk.
  • 600 gramos de olvido 85

    28/09/2024 19:57 por MAXIMILIANO 51
    Escrita por el platense Daniel Dalmaroni, "600 Gramos de Olvido" es una muy recomendable historia de amor, lucha y militancia.

    A lo largo de una hora y veinte de duración, nos convertimos en partícipes de un relato anclado en una época castigada por la dictadura cívico-eclesiástico-militar. Dirigida por Marcelo Moncarz, la obra se sitúa en los tumultuosos y violentos años '70, en donde dos adolescentes se ven inmersos en el convulso ambiente político que los atraviesa. Sobre el escenario, revistas de la época (como la mítica Pelo) nos colocan en preciso tiempo y espacio, mientras dos voces en paralelo cuentan, rememoran, el mutuo encuentro entre múltiples anécdotas, y desde sus respectivos y subjetivos puntos de vista.

    Ni bien iniciada la función, se nos indica que toda relación con destino a convertirse en especial comienza con un encuentro extraordinario. Juntos, Claudia (Alexia Moyano) y Pablo (Nelson Rueda) descubrirán las mieles del primer romance. Fascinados, el uno por el otro, intercambiarán intereses por la literatura y la música. En aquellas noches, los asaltos están de moda, aunque, de la puerta para adentro, la casa es sagrada, ¿dónde se chapaba allá entonces? La frescura de un noviazgo incipiente y el descubrimiento del sexo contrasta con las imposibilidades que propicia un contexto plagado de inhibiciones. Nos preguntamos cuál es la acción realmente inmoral.

    En una edad en dónde todo está por nacer, la inocencia, la utopía y los sueños ilustran el día a día de dos jóvenes enamorados que comparten salidas al cine. Por aquel entonces, el Select y el Cervantes. Sin dudas, el público local se verá identificado con los múltiples espacios y rincones de referencia identitaria a una ciudad a la que Dalmaroni (nativo de La Plata) rinde un sincero homenaje. No resulta extraño, por otra parte, que un autor que imprime a sus obras un gran contenido político (por ejemplo, en "Estado del Tiempo"), haga lo propio aquí. Menciones al peronismo y a agrupaciones de izquierda, resultan indudable punto de referencia de un texto escenificado en una década turbulenta.

    El autor revisa vínculos familiares resquebrajados y también el funcionamiento de las instituciones. Revela la hipocresía de la iglesia y contrasta la educación privada con la pública. Claudia y Pablo buscan resistir todo el horror circundante: los ideales y el corazón unen apasionadamente a ambos, rumbo a la clandestinidad, mientras un mundo más injusto del que imaginaron parece abrirse camino ante sus ojos. Poco a poco, los jóvenes tomarán noción de que las heridas externas son también internas, y en los surcos comunes confluye el dolor: hay cicatrices imposibles de borrar. Seiscientos gramos pesa la más extrema de las medidas, y es hora de actuar.

    "600 Gramos de Olvido" se crece gracias a dos brillantes intérpretes, quienes disponen de excelentes recursos y exhiben gran química sobre las tablas a la hora de cargar el peso emocional de una historia que aborda temáticas vigentes, con la intención de mantener viva la memoria. Porque hay una sola forma de no olvidar.

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  • La gran ilusión 9

    04/09/2024 21:14 por MAXIMILIANO 51
    Esta libre versión del autor hispano Lluis Pasqual, figura ilustre del teatro español contemporáneo, sobre el texto "La Gran Magia" (escrito en 1948, en plena posguerra, por Eduardo de Filippo), adapta una fábula napolitana a la Mar del Plata de los '50, más precisamente, en los interiores del Hotel Metropole, concurrido por singulares huéspedes. Con profundidad filosófica e intención de sátira, echa a andar un ambicioso juego teatral que atraviesa clases sociales y contextos de lo más cotidianos, poniendo en cuestión el significado de la palabra 'ilusión'. ¿Es el paso del tiempo, acaso, una ilusión que se sostiene sobre líneas más bien difusas?

    Con elaborado diseño de vestuario a cargo de Renata Schussheim y escenografía de Vanesa Abramovich, la obra posee un llamativo prólogo que coquetea con el registro del teatro dentro del teatro. Drama sazonado con absurdo, "La Gran Ilusión" posibilita descubrir capas sobre capas de sentidos, imbricando ficciones dentro de ficciones. A modo de 'cajas chinas', se convierte, de tal manera, en instrumento de un engaño a fin de hacernos creer que estamos vivenciando una realidad que no es, necesariamente, la que estamos atestiguando. ¿Y quién mejor que un mago para hacernos cuestionar aquella noción que tenemos de realidad? En el delirio también vive la esperanza.

    Con singularidad, "La Gran Ilusión" rompe la cuarta pared, haciéndonos partícipes de su extravagante recorrido. Divertida y distendida, incorpora a una banda en vivo que entona canciones italianas, a través de una serie de números que se desarrollan a lo largo de los extensos ciento veinticinco minutos que dura la función (con intervalo incluido). Dueña de un gran poder metafórico, congrega sobre el escenario a un grupo de sólidos y consagrados intérpretes: Marcelo Subiotto, Patricia Echegoyen, Pablo Mariuzzi, Alejandra Radano, Nacho Gadano, Elvira Onetto, Yanina Gruden, Paco Gorriz, Pablo Razuk, Santiago Sirur e Ignacio Sureda.

  • Perdido por perdido 36

    30/08/2024 18:24 por MAXIMILIANO 51
    Habitando una especie de limbo, instantes después de su muerte, un consumado escritor (Fabián Asís) se juega su suerte celestial en un juicio final cargado de sorpresas. Su tarea consistirá en explayarse respecto a una temática central de nuestra condición humana: el amor. En la capacidad para sortear la ardua bolilla número dieciocho reside nada menos que el destino de su eternidad. Con nada que perder por delante, Artemio deberá recurrir a su habilidad de convencimiento, mediante el instrumento que en vida ha tenido a mejor alcance: el don de la palabra para recrear acontecimientos que definen la existencia.

    Bajo tal premisa y con suficiente vuelo metafórico, "Perdido por Perdido", con dramaturgia de Fabián Asís y codirección del propio Asís y Myriam Ballesteros, nos atrapa desde el primer instante. Especialista en echar mano al acto poético de embellecer la palabra dicha, el hombre de letras se dispone a exacerbar las circunstancias relatadas: en primera persona, nos adentra en una historia de amor inconclusa, hecha de desencuentros; porque, a veces, el flujo de la vida elige caminos esquivos. En cuenta regresiva y de cara a su única oportunidad, el escritor hace memoria, inclusive más allá de la propia capacidad: imagina las instancias de una carrera que no contempla el segundo lugar. Poco hábil para conquistar, pero en comando de sus herramientas discursivas, intentará persuadir a una severa jueza (Vivi Poltrone Chávez), compartiendo con el público los motivos que lo hacen merecedor de tal dicha.

    Como parte de la propuesta, la paleta de colores que ilumina el escenario define, sugiere, el territorio en dónde se desarrolla una pieza teatral en la cual el absurdo y la ironía priman al momento de graficar el peso de ciertas emociones que podrían traicionan: un beso que se hace rogar por años promete el cielo, pero el infierno se avizora en las manos de quien posee, literalmente, el control de la situación. Late el corazón al ritmo de una serie de circunstancias que colocan al protagonista en tamaña disyuntiva, y en ocasiones, a merced de aquellas trampas de la divina providencia. Aunque las matemáticas estén del lado de Artemio en la eternidad, una elipsis de veinte años nos hará constatar el real valor del tiempo perdido e irrecuperable.

    En "Perdido por Perdido", el ritmo musical cumple un rol central y definitorio, dentro de una propuesta estético-conceptual que no deja de sorprendernos. La pericia de un 'elenco estable y atemporal', conformado por los artistas en escena Lucía Gamba, Nazarena Yannelli, Horacio Castelli y Malena Torino, se convierte en la columna vertebral de este notable trabajo de dramaturgia y coreografía. En este apartado, vital labor cumple la dirección de Juliana Weisburd y Juan Mallach, sobre un cuarteto actoral capaz de deslumbrar con sus destrezas en escena, mediante logrados pasajes de notoria exigencia física, y, a lo largo de los cuales, además, intercambian protagonismo en la interpretación de diversos roles.

    "Perdido por Perdido" es una obra sumamente original y dueña de numerosas capas narrativas, un interesantísimo ejercicio que mixtura el teatro de texto y la coreografía musical. Concebida con gran inteligencia y sensibilidad, se presenta, en el Espacio Artístico Artó de la ciudad de La Plata, con funciones el próximo sábado y domingo.
  • Fitz Roy

    30/08/2024 15:52 por MAXIMILIANO 51
    Con adaptación de Daniel Cúparo, arriba a Calle Corrientes la obra autoría del catalán Jordi Galcerán, reconocido dramaturgo responsable de “El Método Grönholm”, “El Crédito” y “Palabras Encadenadas”, entre otros logrados trabajos de representación teatral a nivel mundial.
    Diego Romay, propietario y director del Teatro El Nacional, concreta con “Fitz Roy” su primer espectáculo en nuestra ciudad luego de veintidós años. Aquí, la excusa del alpinismo funciona como disparador para abordar una experiencia humana que se asume transformadora. Leonora Balcarce, Mara Bestelli, Laura Novoa y Romina Richi interpretan a un grupo de amigas, poseedoras de caracteres muy disímiles entre sí; mujeres dispuestas a traspasar todo límite autoimpuesto y para quienes una aventura por demás riesgosa se aproxima: por delante encontrarán mucho más que solo una montaña a vencer.
    Cuatro grandísimas actrices son las encargadas de llevar a cabo la proeza, mientras una escenografía reproduce la ladera de la montaña. Seguras de poder escalar el pico más alto y arduo, ellas descubrirán la compleja misión de acompañarse. Rumbo a la cima, la aparente camaradería se complejizará y las extremas condiciones sacarán lo mejor y lo peor de cada una, entre alianzas y confrontaciones que saldrán a la luz. En un alto del recorrido se develarán secretos íntimos y el sentido de liderazgo será puesto en tela de duda. La fría cordillera pareciera ser el lugar apropiado para desnudar verdades y exponer mentiras.
    A lo largo de una hora de duración, “Fitz Roy”, con dirección de la reconocida Mariana Chaud, recurre a la invención de juegos de palabras y pasajes de humor que van de lo sexual a lo escatológico, atenuando el drama que asoma por detrás: la imposibilidad personal y el deseo de revancha avivan el impulso de atreverse a hacer lo que pocas personas se atreverían.
  • Petropolis 14

    23/08/2024 16:18 por MAXIMILIANO 51
    La insaciable curiosidad de Oscar Barney Finn, directamente proporcional a su indetenible capacidad creativa, lo llevan a posicionar su interés sobre la atractiva figura de Stefan Zweig, escritor austríaco clave para la literatura del siglo XX, y a quien conoce a través del cine, más precisamente, gracias a “Cartas de una Enamorada”, de Max Ophüls, film basado en el recordado cuento del mencionado autor.
    Barney Finn, cuyo notable volumen de trabajo se evidencia en una cartelera porteña que, a lo largo del corriente año, ofrece varias de sus obras en simultáneo (“Brutus”, “La Lluvia Seguirá Cayendo”, “Muchacho de Luna”), adapta para la presente ocasión el texto de la dramaturga Mónico Ottino, y lo hace bajo una concepción de semi montado, cuyo interés no radica en pretender un abordaje arqueológico del personaje que inspecciona, sino indagar en las conexiones de este con el mundo de hoy, volviendo más que nunca presente su literatura, efectivo instrumento en reconstruir la memoria en tiempos de menosprecio y destrucción de valores culturales.
    Por cuatro únicas funciones en la sala Victoria Ocampo del British Art Center, los días martes, “Petrópolis” ofrece una íntima y conmovedora mirada hacia el conflictuado universo personal de un hombre de letras que desarrollara su intensa vida intelectual en el período entreguerras, ese abominable vértigo que sumió a la humanidad en el apuro de morir. A lo largo de una hora y veinte minutos, se nos revelan aspectos fundamentales de la estancia del autor en tierras tropicales, y cuya cronología se emparenta a la citada en el film "Stefan Zweig: Adiós a Europa". La pregunta, aún resuena en nuestra conciencia una vez concluida la función: ¿existe paraíso en este mundo, cien años después?
    Esta superlativa pieza teatral, actuada y dirigida de forma magistral, toma su título de la ciudad brasileña, urbe imperial situada al este de Río de Janeiro, refugio en dónde el protagonista central (encarnado por Osmar Núñez) vivió hasta sus últimos días, huyendo de una Europa destinada a morir, y en la cual entabló lazos con la Premio Nobel Gabriela Mistral (interpretada por Luisa Kuliok). Inmerso en un entorno climático e idiomático ajeno, los días del crepuscular Zweig se reducían a la impotencia que siente un artista preso de los designios del poder, y camino a un trágico acto de desenlace: el suicidio mutuo que cometiera junto a su segunda esposa y también secretaria personal, Lotte (la ascendente Ligüen Pires), más de treinta años menor. La historia fue testigo del sacrificio de una joven seducida por su admirado hombre y escritor como un acto de amor llevado al extremo fatalista. Porque no se suicida quien quiere, sino quien puede.
    El sentido conceptual de “Petrópolis” radica en confrontar dos concepciones diametralmente opuestas, como lo son la latinoamericana y la europea, bajo la piel de sendos literatos. La intensa, contestataria y emotiva interacción nos permite imaginar el acalorado intercambio entre la poetisa chilena, quien se encontraba en tierras cariocas desempeñándose como cónsul, y el exiliado escritor, preso de sus más profundos temores y nefastas ideas. En rigor, el lugar de exilio se convierte en el marco espacio-temporal que configura la determinante acción que no deja resquicio de retorno: se trata, en palabas de Dante, de renunciar y dejar por siempre detrás a todo aquello que se ama. Mientras Zweig se pregunta para qué quedarse adónde no se pertenece en lo absoluto. ¿Qué sentido tiene, acaso, escribir sobre los escombros y los cadáveres? ¿Quiénes querrán leer? ¿Y qué, exactamente, es lo que querrán leer? La posteridad literaria en tiempos de guerra es algo que nadie puede asegurar, se nos indica.
    El escritor, interpretado por un glorioso Osmar Núñez, mira a su alrededor; sus fuerzas se han agotado y los rastros de la lengua madre por completo perdido. Traspasado de melancolía, gracias a la encomiable sensibilidad del intérprete, podemos palpar su indetenible desmoronamiento. Perseguido por sus propios fantasmas, ya ha dejado de anhelar la biografía de Balzac, transitando sus días sumido en la pena que coteja el saldo de la contienda bélica: la aniquilación ha cobrado forma de mecanización sin alma, vil, bestial e inhumana. No será su tarea contar al mundo lo que le hicieron, ni tampoco será súbdito del gran imperio. ¿Acaso la opinión de un novelista tiene importancia? La guerra seguirá igual. Su carácter, no exento de humor, picardía e ironía, no tardará en develar un costado más oscuro, contemplando la idea de un suicidio que materializa el tormento de un callejón sin salida. Las causas políticas y el horror circundante son más que suficientes como para justificarlo. Aunque partir implique llenar de culpa a quien más se amó, grabando en la retina semejante recuerdo.
    Con música original de Ramiro Delgado, “Petrópolis” es calidad teatral en su máxima expresión. Tanto Kuliok como Núñez, brindando superlativos retratos, agregan otro hito a sus respectivas y prolíficas trayectorias teatrales, coincidiendo en el escenario por segunda vez, luego de “La Fierecilla Domada” (1996). En tanto que el siempre detallista y esmerado Barney Finn lleva a cabo un soberbio manejo del espacio teatral, singularmente notable en la conmovedora escena final, resultante de la síntesis del progresivo derrumbamiento de Zweig. A propósito, el estremecedor monólogo de Kuliok nos ilustra al respecto: quien repugnó la violencia y por contingencia verbal mostró su hidalguía, eligió morir bajo su propia ley, y, por pura impaciencia, prefirió adelantarse, sin llegar a vislumbrar la aurora después de una larga y oscura noche.

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