Opiniones de Natalia F

  • Asco

    20/06/2010 00:32 por Natalia F 56
    "Me gustaría mucho no tener compostura. Es difícil. La falta de compostura es la marca del héroe. Hablo de una falta de compostura hecha de cifras, cuentas de hotel y ropa sucia. Leit-motiv del De Profundis: -El único crimen consiste en ser superficial. Todo lo que se comprende está bien-. La reiteración de esta frase irrita, pero es reveladora. Este lugar común, último descubrimiento de Wilde, deja de ser un lugar común y comienza a vivir por el hecho mismo de que él lo descubre. Toma la fuerza de una fecha." Jean Cocteau

    Ellos dicen “Asco es un proyecto de nace de las ganas de acompañarse”; esto es también coincidir o existir simultáneamente. En “Asco” existen simultáneamente dos hombres; que también podrían ser uno o el otro reflejado, o uno sólo al revés. Invadido uno por la palabra caótica del otro, estos dos originales-extraños a la vez que cotidianos-personajes van construyendo un vínculo ambivalente que oscila entre la ternura y la hostilidad. Un portero nocturno que despliega-en su desesperada necesidad de compañía-un mundo de signos inteligentes que irán contando, en el orden de la catarsis aristotélica, de sus deseos, de sus frustraciones, de su percepción sobre el mundo, pequeño, que lo compone; reduciendo lo ideal a lo posible y resignando -inconscientemente-la felicidad o la parte que de ella alcanza a percibir. El otro, (así se llama también el personaje) apostado a un sillón, personifica la escucha; esa que resulta de su propia abulia existencial. El insomnio es la coartada que elige (o que lo eligió a él) para abandonarse a sus temores en esa noche en que transcurre la obra. Lo pasivo y lo activo. Lo femenino y lo masculino. Lo natural y lo artificial. La sapiencia y la ignorancia. Todos estos universos intervienen con destreza esta pieza.
    La poesía de la dramaturgia enseña (algo de la insoportable belleza de las palabras); todo el tiempo nos obliga a un sinnúmero de reflexiones profundas, inesperadas, lúcidas. Quizá, lo único que los desvela, disgusta y angustia, es el amor (razón) o su ausencia (sinrazón) disimulada por la noche, ese rato oscuro de nuestro existir en el que vivir y morir asustan con igual potencia. Asqueados de la soledad logran, sin proponérselo, re significarla; "el hombre, siempre inacabado, sólo se completa cuando sale de sí y se inventa.”. Todo en esta obra esta construido con elogiable talento; la dramaturgia, la escenografía, la música, las actuaciones y una dirección que nos encuentra con toda nuestra sensibilidad. Prueba de que el Art Nouveau no es tan perverso y de que-por suerte- hay este teatro para deleitarse. Huella de Elefante.
  • Luisa se estrella contra su casa 31

    16/06/2010 00:57 por Natalia F 56
    "Tengo una soledad / tan concurrida / tan llena de nostalgias / y de rostros de vos / (…) / Sin temblor de más/ me abrazo a tus ausencias / que asisten y me asisten / con mi rostro de vos./ (…) / Mis huéspedes concurren / concurren como sueños / con sus rencores nuevos/ su falta de candor / yo les pongo una escoba / tras la puerta / porque quiero estar solo / con mi rostro de vos/ (…) / Las paredes se van / queda la noche / las nostalgias se van / no queda nada. / Ya mi rostro de vos / cierra los ojos / y es una soledad / tan desolada." Mario Benedetti.

    “En lo imposible esta realidad” dice Luisa que dice Pedro o dicen los recuerdos de Luisa o su manera-desesperada-de evocar (invocar) a Pedro. Perturbada, confundida e invadida por el dolor -pérdida o falta del amor- Luisa se abstrae del mundo real para buscarse, reencontrarse, recuperarse. Compuesta con fragilidad y desbordada de emociones, nos transporta con inmensa ternura- y un baúl de recursos artísticos destacables- a su corazón, a su imaginación o a un sueño suyo dónde los muertos están vivos; los objetos son personas; y la simpleza de una efímera y necia cotidianeidad-casi absurda- rige las emociones humanas. Buscar el cielo en un supermercado; o un compañero en un producto de limpieza; vivir en una casa de cartón que se desarma y que aparece o desaparece al son de sus estados de ánimo. Un alma en pena que se burla, en su inconsciente imaginario, de su propia pérdida, que la niega a través de su aceptación- a la vez que la padece-; una criatura adorable que no sabe que hacer con su soledad o que la re-significa de la manera más inusitada; cómica, delirante, obsesiva y asustada. Un ser-como todos-lleno de recuerdos, inseguridades y deseos. Dónde parece que debiera haber risa-aquí ya como espectadora-aparecen lágrimas y angustia. Algo de ese dolor suyo se hace nuestro, a nuestro pesar y sin que siquiera nos demos cuenta. Prodigioso, ¿verdad? Esta obra nos atraviesa con tal susceptibilidad que las palabras-caprichosas-se niegan a describirla. Es algo así como teatralizar el dolor-del que existe y del que ya no existe- desde una mirada infantil, pretendiendo huir con ingenuidad del peso de la realidad para entrar en ese terreno de lo indecible, de lo inasible, de lo poético. Sin esa escenografía, esa dramaturgia, esa dirección, esos actores, no habría esta pieza. Sin esta creatividad no habría esta sorpresa y sin el teatro no habría manera de contar de esta historia. Algo de “ese ser que vive en Luisa como si ella fuera su casa” se estrelló en mí y se quedó aquí, conmigo, como si yo también fuera ahora su casa- o tal vez la mía.
  • En tus últimas noches 12

    06/06/2010 22:07 por Natalia F 56
    “El mundo miserable es un estrado donde todo es estólido y fingido, dónde cada anfitrión guarda escondido su verdadero ser, tras el tocado. No digas tu verdad ni al más amado; no demuestres temor ni al más temido; no creas que jamás te hayan querido por más besos de amor que te hayan dado: Mira como la nieve se deslíe sin que apostrofe al sol su labio yerto; cómo ansía las nubes el desierto sin que a ninguna su ansiedad confíe... Trema como el Infierno, pero ríe! Vive la vida plena, pero muerto!”. Almafuerte

    De hormigas obreras que no pueden aparearse, de hijos que no pueden amarse, de verdades que no pueden decirse ni escucharse, de ríos que no pueden servir más que para ahogarse, de mudos que no pueden comunicarse, del pasado que no puede más que convertirse en irrefrenable violencia de un futuro que va a sobrevenir en “En tus últimas noches”, o en las nuestras. El hecho de que el tiempo en que esta pieza transcurre sea el futuro se me ocurre como un mecanismo-inteligente-para sublimar el dolor del presente pretendiendo deshacerse de la tragedia del pasado. Absortos por momentos, intrigados también (porque hay un lugar, muy bien logrado, en el que la revelación de quién es quién en esta historia o porque están allí y así, que se hace esperar, que afina la tensión, siempre tan ansiada, del espectador), presenciamos una historia que significa desde los opuestos, desde las contradicciones que nos definen. La fragilidad trabajada desde la verdad, cuyo portador encarna con el padecimiento que tal postulado implica, constituyéndose en una víctima de su propia virtud. Todos los personajes son seres frágiles, surgidos-a su pesar- de las historias trágicas que los fundan. La desesperación los alcanzará más tarde o más temprano y habrán corrido los días- y las noches o la vida- intentando escapar de sí mismos, aferrándose a los otros, como si éstos tuvieran algo de lo que a cada uno les falta. “Lo que movilizó las masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza” decía Jauretche en Los Profetas del Odio; quizá fue la esperanza también la que movió a estos entrañables personajes a unirse; unión que, azarosa o voluntaria, los arrastró a la alienación-siempre imprevisible- del fracaso; lo trágico y obsceno de la lucha, el sinsentido de la vida. Una escenografía que recorta un espacio amplio o un momento en el tiempo de esta obra, con objetos familiares aunque distantes, fríos, húmedos, que dicen de la enajenación en la que viven. Ellos, los actores, se ponen al cuerpo-con encanto-el dolor, la verdad, la violencia; derrotados, acallados o verborrágicos, nos harán transitar por la risa, la compasión, el suspenso y todo el colectivo de sensaciones con los que esta puesta teatral, en el orden de la parábola Kafkiana, dialoga.
  • Atlántica Sara

    01/06/2010 00:20 por Natalia F 56
    “Todo un lado de nuestra alma nocturna se explica por el mito de la muerte concebida, como una partida en el agua. Para el soñador, las inversiones entre esa partida y la muerte son continuas. Para ciertos soñadores, el agua es el movimiento nuevo que nos invita a un viaje nunca realizado. Esa partida materializada nos arranca a la materia de la tierra. Qué asombrosa grandeza tiene ese verso de Baudelaire, cómo llega al corazón de nuestro misterio esta imagen súbita: ¡Oh! Muerte, viejo capitán, ya es tiempo! ¡Levemos anclas! ". Gastón Bachelard

    Independientemente del vínculo-nostálgico y romántico-entre madre e hija que se intenta reconstruir en esta historia (que es una y son varias), “Atlántica Sara” es poesía. Poesía de a mares. Poésie á flots. Torrentes de palabras, exquisitas, elegantes, exóticas; palabras que flotan, brotan en escena, evocan-con belleza-olas como partes, piezas sueltas de esas vidas ajenas, lejanas, extranjeras. Lo tormentoso e inestable de los afectos. El lenguaje explotado hasta el paroxismo. Cartas en forma de pinturas, el arte como vehículo de la historia-la que tuvieron, la que soñaron o imaginaron y la que no pudieron tener-; cuerpos que cuentan encuentros y desencuentros. Nacer y morir en el mismo tiempo, el tiempo del teatro. Una voz en francés que se sumerge en lo hondo de nuestros oídos y nos atraviesa con la pasión de su ejecutora; cantar para contar, comunicar, expresarse. Un puente entre la palabra y la acción. Una escenografía original, poética, artesanal: luces que cuentan del vaivén del mar, de la magia de su profundidad, abren y cierran momentos, como ellas, las actrices, que trabajan con delicadeza la presencia y la despresencia, siempre con la urgencia de encontrar-en cualquiera de las vastas aristas del lenguaje-el principio del fin o un orden o simplemente una explicación; excusa y expiación. Como a orillas de una utopía, indagan, prueban, se entregan. Una obra que se impone con la fuerza de un océano y nos penetra con la fragilidad del nombre de una mujer. En palabras de Neruda:”Necesito del mar porque me enseña: no sé si aprendo música o conciencia: no sé si es ola sola o ser profundo o sólo ronca voz o deslumbrante suposición de peces y navíos. El hecho es que hasta cuando estoy dormido de algún modo magnético circulo en la universidad del oleaje (…) del fragmento reconstruyo el día, de una racha de sal la estalactita y de una cucharada el dios inmenso”.
  • Baby

    23/05/2010 01:37 por Natalia F 56
    "Ese proyecto es loco, puesto que lo imaginario es precisamente definido por su coalescencia (su engrudo), o todavía más: su poder de impregnación: nada, de la imagen, puede ser olvidado; una memoria extenuante impide abandonar a voluntad el amor, en suma, habitarlo sabiamente, razonablemente. Puedo muy bien imaginar procedimientos para obtener la circunscripción de mis placeres (convertir la escasez de frecuentación en lujo de la relación, a la manera epicúrea; o, más aún, considerar al otro como perdido, y por lo tanto experimentar, cada vez que el vuelve, el alivio de una resurrección), pero es un vano trabajo: la miseria amorosa es indisoluble; se debe sufrir o salirse: arreglar es imposible (el amor no es didáctico ni reformista)”. Roland Barthes

    Me cautiva la palabra; el lenguaje puesto al servicio de una estética. El arte de contar, contarse, contarnos. Nada más inteligente que despojarse de todo, salvo de ella. Los síntomas hablan en palabras; con ella se cura. Esta obra se constituye en un escenario lleno de signos (palabras), esto la define original y valiente. Baby, o Susan Sontag a través de la Directora de esta pieza, cuenta un universo que honra la inmensidad de tamaña autora y que abarca desde una profunda critica a la sociedad que la vió nacer hasta la urgencia, intima e individual, de comprender lo complejo-bello y atroz- del ser humano en el marco de las instituciones que la cultura y la ley pretenden naturalizar. Un tramo de este universo transita el mundo, siempre tensionado e irresuelto, de los valores y los sentimientos (que bien, que mal, que amor, que odio) como si fuera posible definirse o definir al otro respecto de ellos y a la inversa. La incomunicación, la inseguridad y la obsesión desplegadas desde sus opuestos. El peso de la responsabilidad de ser padres (o el ocaso de los superhéroes); satisfacción y aversión; expectativa y desasosiego,; objeto temido y objeto deseado; instinto y construcción; verdad y mentira. La referencia al tiempo –en tanto decisión de puesta- es muy atractiva, sugestiva; transcurre a través de los movimientos y se divide en coreografías de género. Cada personaje es sujeto de su discurso, otra elección inteligente, implementada -y muy bien lograda- a través de la multiplicidad de voces. El espectador analizará, sobre el final, quién es quién, cuándo y qué fue lo que pasó. De elogiables trabajos actorales, Baby nos atraviesa -nos moviliza también- en el orden de la reflexión, la emoción, la empatía y la opinión; con el goce que acarrean estas tareas cuando se realizan sobre la vida de otros. El Teatro como el conjuro de la palabra, un espacio de catarsis (compasión y miedo). Una obra sensible e intuitiva; con todo lo maravilloso que estos dos términos importan. Suena, además, una hermosa música.
  • El monstruo tan temido 3

    17/05/2010 23:01 por Natalia F 56
    “(…) Como en el mito de Tántalo, todos los dones están a nuestro alcance, pero se fugan y retroceden a medida que estamos por aprehenderlos; su realidad es siempre el hambre, la carencia, pero paradójicamente presente en la maravillosa plenitud del mundo. Pues el mundo es de naturaleza tantálica y extrañamente ambiguo. Al mismo tiempo que exalta la belleza, el caos de los vínculos y los afectos, el deslumbramiento ante todos los seres, una mosca o una aventura impía, integra también en cada latido la negación y la muerte (…) sólo he perseguido-sin mayor esperanza-un lenguaje válido, una expresión verbal que, sin desmedro de la riqueza originaria, le permitan a uno insertar en la realidad su terror y su devoción por el mundo (…)”.Enrique Molina

    Poder contar que el hombre es victima del hombre- lo trágico- desde lo bello y divertido es, para mí, el primer atributo de esta obra. Lo devastador cuenta lo real, mira (incluso desde la ceguera)-encantadora paradoja- una realidad confundida, desordenada, típica de época y de clase. Insinuada con incertidumbre, casi sospechada, una plaga- o su equivalente en miserias humanas- alerta a esta original-con sarcasmo construida-familia del siglo pasado sobre la posibilidad de la muerte. “Solo el miedo a la muerte interrumpe el aburrimiento” decía un gran dramaturgo, de ahí el desencadenamiento en la obra, de una serie de inusitadas y desopilantes relaciones anque vínculos causales; tan temibles como adorables. La composición de los personajes refleja una exhaustiva y auténtica búsqueda y en algunos casos el resultado es exquisito.De concepción satírica, "El monstruo tan temido" articula melodiosamente el espacio escénico, el vestuario-muy atractivo; en rigor todo lo es- el maquillaje, la música, y el baile; esté último, se encarga de devolver, poéticamente, los trazos a una pintura que enmarcada quizás entre el romántico y el gótico, emociona evocando al teatro, y en particular a esta creación, en la forma lírica de una pieza artística.
  • Los talentos 84

    17/05/2010 22:57 por Natalia F 56
    “Nací en un tiempo en el que la mayoría de los jóvenes habían dejado de creer en Dios, por la misma razón que sus mayores habían creído en Él-sin saber por qué. Siendo así, y dado que el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente y no porque piensa, la mayoría de esos jóvenes eligió la Humanidad como sucedáneo de Dios. Pertenezco, sin embargo, a esa especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen y no ven solo la multitud de la que forman parte, sino también los grandes espacios que hay a sus costados (…)” Fernando Pessoa

    De loable dramaturgia, esta obra, cuenta con virtuosa simpleza la dificultad de conjugar lo maravilloso a la vez que insoportable del saber. El talento, como manifestación de la inteligencia emocional, en tanto práctica y cultivo del intelecto abre ese universo de observación y reflexión critica sobre la realidad que se contradice con la espontaneidad que requiere el instinto propio de la especie. O desde otra perspectiva; la otredad a la que el mundo nos enfrenta. Esta obra propicia- con un inteligente despliegue lingüístico - el diálogo entre las letras, la erudición, la poesía, y todo aquello (lo otro) que no lo es; el dinero, el deseo, el fenómeno biológico, social y cultural de la juventud. La obra dice sobre ambas orillas y lo hace desde la inocencia, la ironía y la naturalidad inherente a la torpeza que resulta del intento de fusionar, en el marco de lo cotidiano y actual, ambos mundos. Torpeza que es la nuestra-como generación con certeza- de cada día o de toda la vida. “(…) las experiencias solas no acercan el mundo al hombre. Pues el mundo que ellas le ofrecen sólo está compuesto de esto y aquello, de el y Ella, y de Ella y Ello. (…)”. Con mucha habilidad escenográfica y de vestuario se desdibuja la temporalidad de la obra; como si algunas personas y cosas ( autores, artefactos, juegos, ropa) pertenecieran a una época y el resto a otra, sugiriendo al espectador que tenga ganas de hacerla, una lectura de la dupla modernidad-antigüedad; tarea que personalmente me fascinó hacer. Con muy buenos trabajos actorales y excelsas elecciones literarias, esta pieza de teatro es-nunca mejor utilizado el término-talentosa; con el costo y beneficio que acarrea pertenecer a una minoría que reniega o se defiende de su irremediable lugar en la multitud.