Opiniones de Natalia F

  • Cómo estar juntos 3

    12/09/2010 00:50 por Natalia F 56
    "El sufrimiento es uno. Se habla de sufrimiento como se habla del placer, pero se habla de ellos cuando ya nos dominan. Cada vez que entran en nosotros, nos sorprenden como una sensación nueva y tenemos que reconocer que los habíamos olvidado. Son diferentes porque nosotros también lo somos: les entregamos cada vez un alma y un cuerpo modificados por la vida. Y sin embargo, el sufrimiento no es más que uno. No conoceremos de él, como no conoceremos del placer, más que algunas formas, siempre las mismas, de las que estamos presos (…)” Marguerite Yourcenar

    “El amor es un poco eso, ¿no? Buscar la forma. Ninguna otra cosa que no sea buscar la forma…” dice un momento de esa dramaturgia poética. No sé ya, si siempre la misma o la deseada o simplemente la única posible; convivo también con la necesidad inmanente de encontrarla. “Cómo estar juntos” es una pieza de un lenguaje exquisito que con la melodía de sus palabras (también ellas son formas) nos sumerge en una historia trágica que, con la crudeza e impunidad de la verdad, desanda las esperanzas, los sueños y los intentos de encontrar esa forma. A través de un entramado-maldito destino humano-de infortunios, desgracias, envidia y resentimiento, el devenir de estos personajes nos enfrenta con su fallida-sino frustrada-forma de amar. Ellos se extravían en la forma y en nombre de ese simulacro de amor que, intuitiva y momentáneamente, los salva, se refugian en la compasión; justo ahí, al borde de la lástima o la misericordia. Están “guardados”… (igual que las armas) de ellos mismos, de sus errores, de sus enfermedades, en definitiva, de su propia humanidad…La obra también se hace un lugar para celebrar, con acierto, las contradicciones; las causas y los motivos; realza los valores de la militancia-que fue para muchos una forma hermosa y, a veces, trágica-; describe sin piedad el pasado de nuestro presente; lo irremediable del rumbo de esta nación (y quizá también de esta especie). Algo de la valentía-del sentido de la vida-que hubiera y ya no hay, se transforma en metáfora para hacer de lo indecible algo sonoro, físico, teatral. “El motivo en el fondo, siempre es el amor”. Adjudico a la inteligencia y sensibilidad del director, la verdad, la tensión y la intensidad de esta puesta; la elección de estos generosos actores que en su despliegue alcanzan a contarnos ese sufrimiento, cargan y transmiten esa poblada soledad que los asfixia, nos transportan a su lugar de víctimas y victimarios de la perversión-de un país y de un sistema-de la intolerancia, de la desesperación… Ahí, en el paroxismo de su entrega, presenciamos lo atroz desde el sarcasmo, desde la parodia-sutil-que nos ayuda a soportarlo. La escenografía nos cuenta del paso del tiempo, del tiempo muerto, de los muertos, de la cercanía y del vacío… “¿Cómo estar juntos? ¿En qué punto del recorrido dos vacíos equivalentes se enlazan en un vacío único?” dice el autor. No lo sé, pero ellos, en la “antinomia” desgarradora y bella, encontraron una forma. El teatro, tal vez.
  • Exhibición y Desfile 3

    22/08/2010 13:59 por Natalia F 56
    "Casi todo me atrae. Sin embargo se alberga en mí algún buscador infatigable. ¿Por qué no hay un descubrimiento de la vida? Algo para ponerle las manos encima y exclamar: "¿Es esto?" Mi depresión es un sentirme acosada. Estoy buscando: pero no, no es eso… no es eso. ¿Qué es entonces? ¿Tendré que morir sin haberlo encontrado? (…) No es exactamente la belleza a lo que me refiero. Quiero decir que la cosa en sí basta: es satisfactoria; acabada. También una impresión de mi propia rareza, de la rareza de estar caminando sobre la tierra. También está ahí, la infinita extrañeza de la posición humana (…) quién soy yo, qué soy, y todo el resto; preguntas que siempre flotan en torno (…) Y así continúa. Suelo toparme frecuentemente con este "eso", y experimento entonces un gran reposo.” Virginia Woolf

    “Exhibición y Desfile” es teatro de vanguardia; sí. Investiga, explora, prueba, reflexiona sobre la escena desde la escena, sobre el actor desde el actor, sobre el espectador con el espectador. Exhibe a través de un orden riguroso (profesional y divertido también), tributando honores e indignidades-de allí el desfile-del quehacer teatral. Lo hace obstinada y fanáticamente. La palabra está-meritoriamente-subordinada a su propia representación. Un ensayo que roza la forma de una parodia sobre el teatro moderno; sus técnicas, que son órdenes, que son intentos por recrear situaciones y sentimientos de lo cotidiano y de lo humano. ¿Qué sino? Cada ejercicio, que es cada acción o cada exhibición, plantea la reflexión (éxito o fracaso, verdad o mentira, admiración u objeción) sobre el signo escénico que intenta ser (y paradójicamente “es”) representado. Actuar y espectar/juzgar (se) en la misma acción (¿es posible?). Contar la actuación desde el mismísimo hecho teatral; dialogar con sus partes, con el proceso, y con el resultado. Denunciar la curiosidad insaciable del actor, su sensibilidad, su disponibilidad y entrega, y su capacidad de tropezarse-y con necedad volver a levantarse-con las limitaciones del talento o la construcción del mismo, oponiendo a tales fines lo real y lo posible; esa delgada línea entre ficción y realidad que las artes escénicas se especializan en desdibujar o cuyo abordaje-parece-se impone infinito (causa y efecto de la inevitable y permanente experimentación). Fantástica propuesta. Interesante, y sobre todo inteligente; de la mera contemplación a la ponderación devenida en razón para seguir actuando, esta obra rescata el entusiasmo de la búsqueda, una suerte de excusa, digo yo, para desconfiar-creer o reventar-de la tarea del actor, de su estereotipo, de su lugar en el imaginario social y de su tránsito en el escenario. El privilegio de tamaños actores (y la austeridad-precisión-escenográfica y sonora) facilita enormemente nuestra tarea; nos seduce; nos recuerda lo maravilloso de la creación, y nos obliga a elogiar a sus hacedores. Agradecerles por encontrar-y generosamente hacer público-algo de “eso”. Aquí mi intento de nombrarlo.
  • Dijeron de mí 4

    21/08/2010 01:04 por Natalia F 56
    "El joven experimentaba esa profunda sensación que ha debido de hacer vibrar el corazón de los grandes artistas cuando, en el apogeo de su juventud y de su amor por el arte, se han acercado a un hombre genial o a alguna obra maestra. Existe en todos los sentimientos humanos una flor primitiva, engendrada por un noble entusiasmo, que va marchitándose poco a poco hasta que la felicidad no es ya sino un recuerdo, y la gloria una mentira. Entre estas frágiles emociones, nada se parece más al amor que la joven pasión de un artista que inicia el delicioso suplicio de su destino de gloria y de infortunio; pasión llena de audacia y de timidez, de creencias vagas y de desalientos concretos. Quien, ligero de bolsa, de genio naciente, no haya palpitado con vehemencia al presentarse ante un maestro siempre carecerá de una cuerda en el corazón, de un toque indefinible en el pincel, de sentimiento en la obra, de verdadera expresión poética (…)”. Honoré de Balzac

    Y sí… se trata de reencontrar todo el tiempo esa flor primitiva, ese noble entusiasmo, esa joven pasión, ese vértigo que el arte propone; “estar disponible” para componer una melodía con las cuerdas del corazón. Este espectáculo tiene pinceladas de todo esto. La inmensidad de Tita Merello recreada con delicadeza y gracia por Virginia Innocenti. Tita; enorme ser, valiente, precursora del tango en la voz de una mujer, porteña y libriana-pasional-que movilizada por la necesidad encontró su talento inigualable y personal. El amor (y también el desamor) fue su motivo-así el nuestro-en esta vida. Desde él cantó, actuó; por el vivió y sin él murió. "Yo no nací para estar casada, porque desde muy joven encontré la vida muy de frente... Pero hice de mí lo que quería, y tengo el orgullo de haber sacado, de entre las mujeres, una mujer íntegra. Yo le dí la cara a la vida, y me la dejó marcada... Los hombres son una mala especie, pero yo he querido mucho". Es, asimismo, desde el amor-a este personaje-que Virginia Innocenti canta y actúa, se entrega, se deja llevar y nos lleva, dirigida por quién sabe hacerlo-también-desde el amor, al arte o a la vida, que a veces, y para algunos, es la misma cosa. Los hilos de este maestro despuntan en el decir de los textos; en la búsqueda-encontrada-de la emoción profunda, ese dejarse atravesar por la vida de quien aquí ella canta y cuenta, de quién aquí ella sale y entra. Virginia dice qué dijeron de ella desnudando a través de su repertorio lo maravilloso y atroz de la vida de este personaje; como un paseo, de goce y admiración, por la vida de otro. Da cuenta de su espontaneidad, de su agradecimiento, de su sabiduría y de lo inesperado de su paso por este mundo. La homenajea y honra con su arte. Con una escenografía romántica y un piano ejecutado exquisitamente esta obra promete-y cumple-un encuentro entre dos grandes artistas; o lo que una dejó a la otra y ésta supo atesorar. Basta con subir las escaleras y dejarse emocionar con la galería de fotos que eligieron para transportarnos ahí, dónde luego nos van a conmover. “Dijeron de mi” es un espectáculo precioso y yo digo de él que es poético, lúcido, y bello, muy bello.
  • La vida terrenal 7

    22/07/2010 20:47 por Natalia F 56
    "Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. Donde empieza el silencio. Avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, de la respiración de un agua remota que me espera donde comienza el alba. Invento la víspera, la noche, el día siguiente que se levanta en su lecho de piedra y recorre con ojos límpidos un mundo penosamente soñado (…) Inútil cerrar los ojos o volver entre los hombres: esta lucidez ya no me abandona (…) La soledad de la conciencia y la conciencia de la soledad (…) Todo desemboca en esta eternidad que no desemboca. Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante (…) Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día. " Octavio Paz

    Una dramaturgia literaria (o traducción escénica de una literatura dramática)-asocio-letras con las que se hacen palabras; con ellas relatos; un texto; signos que se van a cargar de sentido en un espacio vacío que dejará de ser tal, a partir del instante en que alguien-ella-se ponga al cuerpo-con autoridad- esas letras originarias, constitutivas de esta pieza teatral. Si una reflexión sobre la existencia (hecho complejo e insignificante de estar en el mundo) o simplemente su exorcización, no importa, porque se impregna igual. Un zahorí, una forma teatral y conmovedora de contarse; contarnos; desandar lo vivido; desentrañar los-siempre accidentados-pasos por esta tierra que no es dada a transitar; ejercitar los recuerdos (evocaciones que nos componen); desahogarse; un intento por diferenciarse; desdeñar el cuerpo que nos oprime-la insoportable imperfección humana-; respirar en la inmensidad del mar y evolucionar para distinguirnos, así, de otros reinos. “El llanto y el mar son parecidos”-dice ella-; uno cubre la superficie de la tierra y el otro las afrentas de la vida-pienso yo. Interpretación íntima y universal-el irresoluble dualismo-de un mundo, que a pesar de ser propio no es único. Somos lo que decimos, aunque a veces apenas nos alcance para decir lo que somos. Barrenan en “La Vida Terrenal”-casi en la forma de anotaciones en el margen-premisas (también ensayos) sobre el amor, la soledad, la feminidad, la individualidad, la infancia, la simpleza. Una pileta protagoniza la sagaz escenografía-me animo a vanguardista-; remembranza del agua, el lugar de dónde venimos y el que, a veces, elegimos para inspirarnos, escaparnos, alivianarnos. Una bocanada de aire; así el teatro; amparo y abandono de lo real. Música y luces acompañan la cadencia de la entrega actoral. Una dirección intuitiva que dice de la comprensión profunda, de la convicción, de la sutileza de las decisiones que este texto pide. De una estética-ciencia de lo bello- muy personal. Como todo fenómeno, necesita ser percibido para luego oponerse a la experiencia real. Agua quieta corre profunda. La generosidad artística de esta dupla. Un arma de repetición, otra huella-marca registrada-de Elefante.
  • La vida es sueño 6

    17/07/2010 18:30 por Natalia F 56
    “En las cosmogonías gnósticas, los demiurgos amasan un rojo Adán que no logra ponerse de pie; tan inhábil y rudo y elemental como ese Adán de polvo era el Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado. Una tarde, el hombre casi destruyó toda su obra, pero se arrepintió. (Más le hubiera valido destruirla.) Agotados los votos a los númenes de la tierra y del río, se arrojó a los pies de la efigie que tal vez era un tigre y tal vez un potro, e imploró su desconocido socorro. Ese crepúsculo, soñó con la estatua. La soñó viva, trémula: no era un atroz bastardo de tigre y potro, sino a la vez esas dos criaturas vehementes y también un toro, una rosa, una tempestad. Ese múltiple dios le reveló que su nombre terrenal era Fuego, que en ese templo circular (y en otros iguales) le habían rendido sacrificios y culto y que mágicamente animaría al fantasma soñado, de suerte que todas las criaturas, excepto el Fuego mismo y el soñador, lo pensaran un hombre de carne y hueso. Le ordenó que una vez instruido en los ritos, lo enviaría al otro templo despedazado cuyas pirámides persisten aguas abajo, para que alguna voz lo glorificara en aquel edificio desierto. En el sueño del hombre que soñaba, el soñado se despertó.” Jorge Luis Borges

    Una obra inscripta en el Barroco español, universal, lírica, filosófica, de extravagante poesía, tan bella como insondable, musical por el verso y representativa de un Siglo (de Oro); de retóricas y paradojas se arma y en obsesas virtudes y reflexiones de moral nos desarma. Ese es Calderón, claro. Una provocación que esta puesta encara con majestuosas elecciones. Un espejo-de belleza magnánima-que protagoniza: testigo del mundo de acciones e imágenes que allí se despliegan; que devuelve una lectura sobre la vida y los sueños (ya sea que ésta sea lo que soñamos o a la inversa); el teatro y su lugar de espejo; el espectador representado, sorprendido y exaltado ante su propia imagen; la que ve y la que imagina también. La intervención del cante (hondo); una caricia a los oídos; un vientecillo de la diosa España, que cala y acompaña-selectos y acertados- momentos (movimientos en el lenguaje musical) de esta pieza teatral. Pienso en “La Venus del Espejo” de Diego Velázquez por algo de la conciencia de la representación que Calderón exuda y que este Director elige-con mucha astucia-contar también. Un acertado vestuario dice de las personalidades que cada uno de los actores transita-con entrega y mucho trabajo que se agradece- cautivándonos, un poco por la sapiencia y cadencia de los versos del autor, y otro poco, por las características propias que cada uno encontró para su personaje; ya la grandeza de Segismundo-hombre y fiera; mágica combinación de la especie a la que pertenecemos-; ya la hermosura y el coraje de Rosaura-¿qué no puede una mujer herida por amor?-; ya la ignorancia y loable lealtad de Clotaldo; ya la mediocridad y ambición de Estrella; ya el triste y desorientado Astolfo (personaje que ni amor ni ambición terminan de componerlo); ya el Rey que es un Padre y un Imperio, la ley que desata el caos, el menos virtuoso y el más humillado por la virtud de su hijo; ya Clarín, el más noble, auténtico y pícaro servidor-encarnado con originalidad y virtuosismo-; nos roba risas, nos conmueve y hace las veces de enlace entre la representación y el espectador; el teatro y la vida; los sueños y la realidad o todo esto junto y al revés. Cual Plaza de Toros, habrá corridas…Como dijo su Director; “me encanta como suena Calderón en Argentino”. A mi también. Ay! de quién se anima a dialogar-y con éxito lo logra-con este teatro que deifica la libertad y la virtud humana, que prueba lo incierto del destino y lo misterioso de los sueños que, de momento, sólo ocurren en vida y que por fortuna está el teatro-ritual mágico-para conjurarlos.
    “(…) Cielos, si es verdad que sueño, suspendedme la memoria, que no es posible que quepan en un sueño tantas cosas. ¡Válgame Dios, quien supiera, o saber salir de todas o no pensar en ninguna¡(…)”
  • ÁSPERO una obra típica 2

    12/07/2010 13:28 por Natalia F 56
    “Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados,corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata” Eduardo Galeano

    Militantes; defensores (como el nombre del Club de Teatro) de una ideología; componentes de una organización; herramientas de una causa; seguidores de una pasión; tres hombres-ásperos-(que son también tres generosos actores) unidos por la necesidad, una solapada ambición, su idea de lealtad (y la del director hacia la forma teatral), el amor de una mujer-imprescindible en una obra típica-, una generación, la impaciencia de la clandestinidad, la sumisión al poder (y la desilusión que este siempre importa), sus frustraciones y el miedo a errar. Sí, todo eso los une en esta parodia estilística que se anima-con éxito e inteligencia-a ironizar un tramo, sino un momento, de nuestra-no tan lejana-historia. Recorta con simpleza y artificio la tensión de ese colectivo social, subraya sus contradicciones y sus fisuras y lo hace con humor, sensibilidad e ingenio. Ellos son personajes populares-dicen de la época que cuentan- a la vez que típicos (aquí por peculiares): un torpe y miedoso, un sensible y apuesto y un robusto y recio (áspero también). Adorables-en oposición a la labor que los convoca-matones que aspiran ser punteros pero no tienen ningún voto, enamorados, indulgentes con la falta ajena, capaces de recitar un clásico (devolvernos a la forma original de contar o a otra forma) y amos de casa. Subversión de género, subversión de valores, subversión de vínculos, subversión… también esa época y–paradójicamente-el enemigo. Si nos detenemos un momento en este análisis, casi estructural, es brillante el resultado. La obra está atravesada por un lenguaje rico y divertido; otra perspicacia del autor y director para lograr el clima inexorable de esos años. Impecables elecciones de vestuario, compromiso de los actores (que “celebro” en la jerga política) y la propuesta de ese espacio que tiene personalidad y calidez.
    Áspero o Los Herederos del Teatro. Soldados de Bravard. El Brazo Independiente del Arte. El Amor en los Tiempos de la Militancia. Carta Esperanzada de un Candidato. Fabricantes de Violencia. Cien años de rosca y ningún lugar en la lista. El Muerto Invertido. Había una vez…una obra (típica) de hacedores-por qué no militantes-del teatro.
  • Nada del Amor me produce envidia 643

    27/06/2010 12:38 por Natalia F 56
    “(...) Tantas veces le había oído decir estas cosas, que no tenían ninguna novedad para él. Emma se parecía a las amantes; y el encanto de la novedad, cayendo poco a poco como un vestido, dejaba al desnudo la eterna monotonía de la pasión que tiene siempre las mismas formas y el mismo lenguaje. Aquel hombre con tanta práctica no distinguía la diferencia de los sentimientos bajo la igualdad de las expresiones. Porque labios libertinos o venales le habían murmurado frases semejantes, no creía sino débilmente en el candor de las mismas; había que rebajar, pensaba él, los discursos exagerados que ocultan afectos mediocres; como si la plenitud del alma no se desbordara a veces por las metáforas más vacías, puesto que nadie puede jamás dar la exacta medida de sus necesidades, ni de sus conceptos, ni de sus dolores, y la palabra humana es como un caldero cascado en el que tocamos melodías para hacer bailar a los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas.” Gustave Flaubert

    Sí…, así, conmoviendo a las estrellas, a todo el universo que las compone; así, con la delicadeza de los detalles, con la plenitud, sencillez e inocencia de la que un alma es capaz de albergar, con la melodía de las manos con las que se cose una historia pequeña; de esas que componen, luego, las grandes historias. Así, con detalles, que para mí son todo-yo también soy detallista-; así, esta pieza se va armando, desde la prolijidad del relato-extrañado con irrepetible talento-desde la cálida clandestinidad de un taller de costura dónde ella, una mujer adorable, nos hará cómplices de la historia que justificó su paso por este mundo; esa que la hizo única e irrepetible, ahí, entre esas cuatro paredes-sin ventana- que la vieron nacer y morir; creer, apasionarse, desnudarse. Ahí, desde el amor y el respeto a su oficio, canta-con inigualable gracia-y cuenta-desde cada puntada-que el amor es imperfecto, invisible, incomprensible; mediocre también- pero que nos atraviesa, en un tiempo y un lugar, en la forma más inusitada-siempre maravillosa e implacable- y que en ese mismo orden se desvanece, pasa (nos traspasa), o se quema; no sin antes habernos dejado su exquisito trazo. Todo y nada; “cuando ocurre no estamos preparados…” dice ella; lo impredecible de esa entrega involuntaria que nos toma y nos deja con la misma intensidad. Una costurera (y conmovedora actriz), “la novia de América” y “la abanderada de los humildes”; María, Libertad y Eva. La generosidad femenina; la desmedida capacidad-necesidad- de amar; la fuerza de un nombre de mujer. “Para ser grande, sé entero” dice un poeta, “nada de lo tuyo exagera o excluye”.Al fin y al cabo…el amor existe, a nuestro pesar, en cada detalle nuestro de cada día; en las palabras-poesía enorme-de esta dramaturgia; en la entrega de un actor; en la voz de una mujer; en cada pasión-arrebatada o acallada-; en nuestros ídolos, íconos, sueños; en cada rincón del mundo; en el secreto de vivir-que hallado-aliviana, sino aniquila, el miedo a la muerte. “Nada del Amor me produce envidia”; Impecable. Todo en esta pieza teatral me produce envidia o tal vez sea amor lo que me produce… habré de repasar, con encanto, los pliegues de mi vestido para descubrirlo, revisar los detalles de mi historia…