21/07/2018 11:07por Ariel 26 no es una obra, sino un síntoma.
pero como el paratexto aclara que las Pruebas no son obras, no hay daño. el que avisa no traiciona.
(ahora bien, si lo que veo no es una obra, lo que pago... ¿no es una entrada?)
no alcanza con repudiar a los gritos el "entonces" y reinvindicar el "y" para parir una poética.
elaborar no equivale a justificar la escenorragia indiscriminada con asociaciones intelectuales ingeniosas, mecánicas, automáticas. eso sólo sirve para lucir la propia máquina cerebral que funciona sola, veloz y bruta(l).
la escena aburre si es sólo una plataforma para enunciar mi propio gusto y poner en boca de los actores mis propias opiniones, (que en tanto filosofía no pasa de un comentario prolegómeno, tan LIVIANO como lo que se critica, para el asombro y aplauso de los lectores perezosos que componen gran parte del público). aburre aunque musicalmente divierta y sea espacialmente hermosa.
ojo que esto también es solemne. es una solemnidad a la inversa: visto al mono de payaso y le enseño unas piruetas, pero la conciencia de estar diciendo cosas importantes permanece.
lo mejor: todo lo que del Potrero sobrevive aquí entre la maraña de arbitrariedades semióticas. especialmente el reality. especialmente el rey.
¡gran elenco!
20/05/2018 11:39por Ariel 26 celebro estas exploraciones que renuevan el aire. coincido con un par de comentarios que creo dan en el clavo: se prueban procedimientos que atentan contra la convención, y estos procedimientos, a medida que la obra avanza, logran un potenciarse mutuamente y un -hablar juntos- de modo que paulatina y efectivamente accedemos a una EXPERIENCIA que nos corre del lugar habitual de espectador, y esto ya es algo del orden de lo VITAL que podremos llevarnos en el cuerpo y muchas gracias por eso. no obstante, que el texto además tematice EXPLÍCITAMENTE lo mismo que la obra ya está haciendo (independientemente de lo común que ya resulta ese discurso en sí, que es una cuestión de gustos y competencias) es una redundancia que podría ser pretenciosa sino fuera porque incluso esa situación se ve finalmente desbordada por la acción escénica que termina literalmente rompiendo todo (en términos perceptivos). (atributo pretencioso porque nos EXPLICA lo que ya estamos VIVENCIANDO y eso nos rebaja a la condición de alumnos. ¿Por qué no dejar a esos procedimientos hablar su propia lengua y su propio discurso y contar lo que -ellos- quieran? por ejemplo, con sólo ver la perfecta codificación corporal-ocular del personaje-director y su vínculo con la escena, entré como un caballo en ese tema; todo lo demás que enunciaba en palabras y me explicaba LO QUE YA ESTABA VIENDO venía a distraerme de esa visión directa)
hablando de acción escénica, ¿qué pasa con ella si saco al baterista?
el traje de Agamenón, hermoso.. ¿podría FUNCIONAR para algo más que ser mostrado?
dicho todo lo cual, vayan a verla, porque es un trabajo arriesgado donde se ve el talento y el esfuerzo de un equipo que está preguntándose cosas que valen la pena, que nos sacan del sopor y que nos cachetean con amor.
como dice otro comentario por ahí: hay un terremoto que nace de lo oscuro y nos la pone, y ese acontecimiento poético sucede, hay que ir a atestiguarlo.
28/01/2018 09:34por Ariel 26 los intérpretes juegan muy bien al juego que proponen, son ocurrentes, histriónicos, y amorosos con el público.
alguna vez alguien dijo que la impro estaba destinada a ser el jazz del teatro, pero perdió su rumbo... pienso que la clave de ese pensamiento es que el jazz no parodia sus géneros previos, sino que los trasciende. me encantaría ver esta sensibilidad y talento puestos en juego sin la distancia interpretativa permanente de la parodia y el chiste que la impro impone como género.
pero el especáculo está muy bueno en sus términos.
gracias
25/01/2018 15:17por Ariel 26 el público exclamando a viva voz sus emociones frente a lo que acontecía... "uuuh!! ¡se lo dijo!" hacía mucho que no veía algo así.
vayan a verla, el duro perfil que hace la obra de nuestros microfascismos cotidianos está lamentablemente más que vigente; no obstante, la amorisidad del trabajo se impone y nos integra en mente y emoción, renovados al salir para conjurarlo cuantas veces haga falta.
10/12/2017 15:03por Ariel 26 La puesta en escena, en tanto obra, no interesa, ya que su función es ser una plataforma vistosa para emitir un discurso puramente intelectual, autoral. No hay acontecimiento performático, teatral, ni de ningún tipo que escape a la vocación autorreferencial, a la convención-wehbi, salvo por la presencia de los músicos y la danza del final. (En este sentido es reveladora la sinceridad del programa cuando describe al “biógrafo”: “es más un enunciado que un cuerpo”; efectivamente, todos los cuerpos en escena están capturados por la re-presentación de un discurso escrito, que sería más interesante, obvio, directamente leerlo).
Por tanto, el único interés es la crítica de ese discurso.
Algunas palabras al respecto: la defensa del pensador-solitario que bastardea la mediocridad adormilada de la masa que lo rodea, si bien en contenido detenta una postura aparentemente anarco-revolucionaria, en efecto demuestra una sensibilidad romántica, del romanticismo siglo XIX: “oh, yo que nadie me entiende, rodeado de estúpidos, soy el único que piensa alto”.
Es terriblemente significativo que, cada vez que Orlando increpa a su audicencia preguntando, “¿Quieren terminar como ese?”, lo señale al payaso blanco, que tiene una remera de la selección y lo único que está haciendo es comer tranquilamente una pizza mientras se toma una birra en la esquina (del escenario). El único que se acercó al público y le ofreció comida, el único que tendió un puente hacia el Otro. La posición elitista anti-popular evidencia rápidamente que Orlando pondría el grito en el cielo si hubiera llegado a ver las patas en la fuente (y no se confunda, no hablamos de partidismo, sino de sensibilidad popular, de razón popular, de afecto como parte inescindible de la construcción de pensamiento; la renuncia a lo sensible por “sensiblero” es el retroceso de un siglo al binarismo mente-cuerpo).
Cierro entonces: volvamos al Laclau de “La razón populista” y al Kusch de “La negación en el pensamiento popular”. Crezcamos, de una vez.
Para más, recomiendo volver al pasaje “Del pasar de largo” de Así habló Zaratustra, allí vemos que Orlando no es otro que el famoso mono de Zaratustra descripto en ese pasaje:
“Y si la palabra de Zaratustra tuviera cien veces razón: tú siempre harías MAL con ella”.
Saludos y gracias
31/07/2017 09:45por Ariel 26 esta obra es una bomba poética. Actuación, espacio, luz, ritmo, relato, se organizan para componer un movimiento musical hondo . Un mundo pantanoso, desesperado y tremendo del que los cuerpos intentan salvarse con toda su sangre al tiempo que se saben ya perdidos. si existe el grotesco hoy, con toda su fuerza subversiva original, con toda su salud de resistencia y vómito, es esto que aquí hacen.
dolorosa y bellísima puesta en obra de un registro de la realidad que nos rodea por debajo de las pantallas.
gracias por tanto
20/07/2017 11:53por Ariel 26 los pornosonetos de Paz tienen la cualidad subterránea y poderosa de subvertir un lenguaje fálico para construir con él un útero palpitante que recibe y empapa al que lee.
los pornosonetos de Bailiarini y Vallina tal vez pierden un poco esta cualidad desde cierta pijudez expuesta en el registro escénico y actoral. No obstante ella hace sus apariciones en determinados momentos y matices en que la fogosa proyección de imágenes se ablanda y nos permite entrar en el sudor de lo que tiembla más adentro.
con todo, la experiencia estética, espacial y musical es muy atractiva, hay un riesgo y una singularidad del lenguaje que se agradece.
así como se agradece la generosidad del trabajo de la actriz. Otsukaresama.