15/05/2010 23:47por Natalia F 56 “El arte, en cierto sentido, es una rebelión contra el mundo en lo que éste tiene de fugitivo y de inacabado: no se propone, pues, sino dar otra forma a una realidad que sin embargo él está obligado a conservar, porque ella es la fuente de su emoción. En este sentido, todos somos realistas y nadie lo es. El arte no es ni el repudio total de lo que existe, ni la aceptación total de lo que existe. Es al mismo tiempo repudio y aceptación. Y por eso no puede ser sino un desgarramiento perpetuamente renovado. El artista se encuentra siempre en esa ambigüedad, incapaz de negar lo real y sin embargo eternamente dedicado a discutirlo en lo que lo real tiene de eternamente inacabado”. Albert Camus.
Casi en la forma de un prelenguaje -percepción, motricidad, imitación y memoria- esta pieza esta plagada de sensaciones; el recorrido es arbitrario y evoluciona todo el tiempo hacia otros signos; exquisitamente sonoro por momentos, la composición de ingeniosos movimientos por otros, la presencia y la despresencia, cuerpos que cuentan la alteridad, la necesidad desesperada de recuperar la individualidad o ambas en simultáneo. El deseo los mueve, la palabra los aleja, el cuerpo los une y el diálogo-intenta-resolver la carencia, que no es una sino 2 o 4 o 12 4. También, y porqué no, una lectura- creativa- sobre el yo múltiple o la idea de pensarse desde él.
Una escenografía delicada que se va armando de objetos que existieron o sucedieron, tal vez, en otro tiempo y que le imprimen a 12 4 una estética atemporal que en línea con la música y el talento-loable- de estos 4 artistas, completa una puesta inusitada, ergo muy atractiva. Puede ser que no haya anécdota, pero hay un todo que allí sucede. Ellos dicen: una realidad singular, precaria y temporaria que se desactiva, entonces, ellos dicen “el teatro”. Una poesía de Pizarnik podría- en la forma de una evocación-ponerle palabra a esta creación: “Un lugar, no digo un espacio, hablo de, qué, hablo de lo que no es, hablo de lo que conozco, no el tiempo, sólo todos los instantes, no el amor, no, sí, no, un lugar de ausencia, un hilo de miserable unión”. Ese hilo o la inevitable pulsión por comprendernos, con todo lo de inacabado que este ejercicio de puro goce representa, es, desde mi mirada, 12 4. Teatro. Insólito e inteligente. Revela, no, Rebela, sí, también. ¿Usted que opina?
04/04/2010 12:53por Natalia F 56 “La Satisfacción del dueño es el paraíso del señor. Nuestros oídos tiemblan como un arpa, al son de la orden. Sentados y tapiados están nuestros labios todo el tiempo. Excepto para decir: “No señor. En seguida señor. Cierto señor. Quédese tranquilo, yo no he visto nada...señor" (de La sonrisa de los siervos de Lucas Olmedo).
Cuando la dramaturgia es exquisita permite que todo el resto devenga tal. Estas dos obras, y cada una de ellas en su total individualidad, se animan a contar – con eximia teatralidad- un lugar incómodo. La sencillez que da titulo a una de ellas tiene que ver con la espontaneidad; de ahí la mágica tensión que provocan sus diálogos; tiene que ver con la franqueza, con la inocencia. Nobles son los seres que aún conservan tamañas virtudes. Cautivas (y cautivos) – la subversión del sexo como recurso de extrañamiento es una genialidad-del uniforme, repletas de condicionamientos, solas, negadas de individualidad, creen estar asfixiadas de sí mismas o una de la otra pero sólo son objeto de la reformulación moderna del abolido fenómeno de la esclavitud. Ellas son lindas, tiernas, tristes, cansadas. Nadie está solo en el cansancio, hay un instante- como dice un poeta- en que todos lo estamos, pero ellas se encontraron para compartirlo; todo un hecho revolucionario.
En Ella merece lo mejor, la segunda obra- cuya sucesión a Sencilla es otra genialidad-se cuenta quien es quien en el juego del amo y esclavo. Es tal la astucia dramatúrgica que este matrimonio Kitsch nos exaspera, nos tensiona, nos recuerda la impostura más penosa del ser humano, la mediocridad, la desesperación por encontrar un motivo para vivir, naturalizando sus propias miserias y exaltándose -excitándose también- con su pretendida lástima por las ajenas. Pobres alienados. Una suerte de enrejado de madera que separa al público del escenario hace las veces de ventana y ya nos adelanta algo de lo que -históricamente- nos divide, nos separa, nos clasifica, nos compartimenta. A mi gusto, otra genialidad.
Las actuaciones son brillantes. Ellos-los actores- son enormes. Ellas- las obras- son imperdibles. El clima de amabilidad y armonía del espacio es digno de celebrar y agradecer.
03/04/2010 13:45por Natalia F 56 “Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir. Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, (…) la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, (…), la noche intemporal, el sabor del sueño? Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo. (…) Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.(…)” Jorge Luis Borges
Pasionaria. Flor de la pasión. Pasión: Sufrir o sentir dice el diccionario; como si fuera lo mismo. Comparten rasgos semánticos; intensidad, dominación de la voluntad, perturbación de la razón. Pasión de ánimo: nostalgia. Aquí la clave, el irremediable regreso del dolor.
En consonancia con la leyenda de esta flor, la obra recuerda al mundo la belleza de sufrir. Algunos rastros de Jesús están presentes, sutil y armoniosamente señalados. Es insípida la vida sin el otro, es inútil la seducción sin su objeto de deseo, es terco, necio e imprudente el desamor. Obstinado es forzarlo, palurdo el intento de hacerlo. Desesperan las lágrimas del solo, obsesionan los besos que fueron dados, oprimen los recuerdos de un lugar común. “(…) Lo malo del después son los despojos (…)”. Pasionaria nos cuenta, hasta el paroxismo, lo patético y ridículo – y no por tal menos real- de la desmesura que la pasión puede alcanzar. En un escenario desbordado de recuerdos se impone el amor después del amor. Los actores- sin cuyo talento y grandilocuencia esta obra no seria posible- despliegan un caudal de energía que se agradece, nos recuerdan la semejanza del ser; todos hemos estado alguna vez allí; desarmados, desalmados. Si la otredad esta presente o se trata de inteligentes trucos del alter ego no importa, porque la ternura acompaña toda la obra; ya a través de la música, ya a través de sus personajes, ya a través del fútil intento de salvar el amor o aquello que de él nos tocó conocer. Una obra para disfrutar, para reírse, emocionarse, encontrarse.
27/03/2010 13:27por Natalia F 56 “Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
(…) que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy; (…)
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza” Pier Paolo Pasolini
Esta obra proyecta una mirada tan interesante como terrible sobre un universo de cosas tan perversas como humanas. Hay más sugerido que dicho, la especulación- tan humana también- la hace el espectador. Si ellos cuentan un crimen, una historia triste, una mentira o una mezquina verdad; no lo sabemos. La confusión es uno de los estados más logrados en Chiquito; quien es quien? de donde vienen? quieren saber adonde van? son perversos o son solo seres marginales? quieren indagar sobre una época o encontrar una identidad? importa como se sigue- la vida y lo que con ella han aprendido a hacer- en ese ahí y ahora asfixiado y sucio? Es una obra penetrante como una mancha en el sentido mas agudo de la reflexión. Los trabajos actorales son impecables, exudan la profundidad de búsqueda que han abordado, despliegan toda su energía en una entrega desmedida con sus personajes. Generosos y talentosos. Con majestuosidad la directora y los actores han podido crear, a partir de un texto escrito con inusitada teatralidad, una pieza desgarradora, terrible, y sumamente inteligente No hay dudas de que es teatro y que exista esa convención me fascina. La austeridad de la puesta es sinónimo de la falta de ambición de sus personajes. La música de su miedo. Perdedores, violentos, militares frustrados, abusadores, cobardes, mentirosos, inocentes; que mas da, no hay héroe posible en una historia así, sino la construcción de otro monstruo que a sabiendas de su no pertenencia y rechazo disfrazado de afecto, irremediablemente se repite en lo atroz. No podemos escapar de aquello que nos compone, pienso. En la obra esta escondido el pasado, anestesiado el presente y anunciado el futuro. Lo trágico de la vida atraviesa las 3 instancias. Se intenta desesperadamente salir del caos a través de la palabra, a través del relato- maravillosamente utilizado como recurso-a través de una mirada poco piadosa pero profunda, triste pero necesaria. Hay una tensión que no se desarma hasta que termina la obra; si lloro o aplaudo, no sé. Necesito el silencio, el suyo y el mío, para pensar que hay otra forma de contar la historia, esta o cualquier otra, que hay otras historias por contar, que no todos son héroes, que no todos tienen identidad, que buscarla no es siempre una elección, que habrá que ver que hemos comido para ver que hemos podido pensar y que somos de donde venimos, aún cuando no sepamos donde queda ese lugar. Somos lo que escuchamos, el aire que respiramos, el amor o el desamor que recibimos. Somos lo que podemos.
01/03/2010 14:43por Natalia F 56 “Cada verdadera fe es infalible. Cumple con lo que la persona creyente espera encontrar en ella. Sin embargo, no ofrece el menor apoyo para el establecimiento de una verdad objetiva. Aquí los caminos de los hombres se dividen. Si deseas lograr paz mental y felicidad, ten fe. Si quieres ser discípulo de la verdad, entonces búsca” Friedrich Nietzsche
Esta es una obra virtuosa por sobre todas las cosas. Con la gracia una poética extraordinaria y la belleza indescriptible por tal de una puesta épica e inolvidable se atraviesan las barajas y con ellas el azar y el juego al que estamos sometidos en nuestro lugar de seres humanos. Un juego que no podemos abandonar, no solo porque equivaldría a morir, sino porque ese juego es en sí mismo la causa y la consecuencia de nuestra presencia en este mundo. Premio y castigo se igualan en la perversión- casi orgánica- del sistema que rige la estadía del hombre en la tierra. Vivir es bailar, jugar, soñar, intentar, desear, amar. No importa que es lo que a estos exquisitos personajes- todos y cada uno- los hace bailar, en tanto no mueran sin intentarlo. O bailan para no morirse, o viven para bailar, o mueren por hacerlo, que más da, todo sucede, señores, en el mismo escenario; el de la vida. Como dice el animador de Marathon: “Señores si no fuera ridículo, esto sería una tragedia...". Cada uno haga entonces su propia reflexión. La mía es de puro agradecimiento a este elenco gigante, a esta puesta majestuosa, a este teatro maravilloso, a esta dirección augusta.
Virtuosa… decía al principio; por excelente, ética, bella, griega, romana, humana, argentina. Siga el baile, siga el teatro, sigamos…
07/02/2010 17:23por Natalia F 56 “…La historia agrega que, antes o después de morir, se supo frente a Dios y le dijo: Yo, que tantos hombres he sido en vano, quiero ser uno y yo. La voz de Dios le contestó desde un torbellino: Yo tampoco soy; yo soñé el mundo como tú soñaste tu obra, mi Shakespeare, y entre las formas de mi sueño estabas tú, que como yo eres muchos y nadie.” Jorge L. Borges – Everything and Nothing-El Hacedor.
Si el arte de la buena oratoria, la grandilocuencia, la belleza discursiva, su originalidad, definen, en parte, a la retórica, entonces esta obra es retórica pura y por tal, bella, original, sentenciosa.
Hay una creación muy genuina de los personajes-merito del permiso y talento de los actores- una propuesta de alienación por demás interesante a los fines de contar esta tragedia que recuerda al espectador, a través del filo de la palabra- arma y escudo de Hamlet- que algo del mundo se ha corrido de su natural estado.
El hombre -que es él- en busca del sentido del hombre y del resto de los hombres-que somos todos- para vengar en el nombre del hombre de los hombres- que es el Rey o Dios o el Estado o el Universo- Suena infinito, utópico, romántico pero esta contado de manera poética, filosófica: A la muerte de un rey nace un poeta, un erudito que dialoga con su saber para que nos alcance. En virtud de la acertada elección de una nimia escenografía el espectador tiene facilitada la tarea de observar los matices que cada actor eligió para su personaje. Deleitarse con algunas presencias, despresencias, reírse, creer que la locura es un camino, que la lealtad existe y que puede parecerse al amor. La música acompaña la medida del suspenso conocido –que por suerte-se impone por conocer e inevitable, vuelve a conmover.
Hay destellos de talento por trayecto, escenas iluminadas por la fortaleza del que es grande como actor. Hay mucho esfuerzo, mucha búsqueda, mucho trabajo que se agradece, que se goza, que justifica y dignifica la imperiosa-siempre osada-decisión de hacer un Shakespeare.
No sé cual es el lugar del mundo o de los valores que me componen para enfrentarlo, la palabra me seduce, como los buenos actores, como el intento –subversivo, enajenante, político – de mirarnos, hace siglos, sin podernos todavía encontrar. En este Hamlet el silencio observa, cauto, embelesado, dueño de un final, testigo de ese volver a empezar. El silencio es la cura de la verdad pero es gracias al teatro que todo el tiempo podemos gritar. Mis aplausos y deseos de inquieto y frondoso público.
07/02/2010 17:19por Natalia F 56 “(…) Prefiguras de ausencia, inconsistentes tropos, qué tú, qué qué ,qué quenas, qué hondonadas, qué máscaras , qué soledades huecas, qué sí qué no, qué sino que me destempla el toque, qué reflejos ,qué fondos ,qué materiales brujos ,qué llaves ,qué ingredientes nocturnos, qué fallebas heladas que no abren ,qué nada toco en todo” Oliverio Girondo
Contar la melancolía desde la ilusión es, en principio, una genialidad. Que la desazón inevitable de cada día proponga la forma de una carcajada, despierte una lágrima de risa o encuentre una sonrisa de compasión, es parte de esa misma genialidad. Camuflada, la soledad serpentea las baldosas de este hotel, un espacio místico, las marcas de los años, los iguales y las desigualdades, historias de unos que somos todos; un espacio por demás bello, antiguo, minado de vacíos. Redescubrir lo arbitrario de la comunicación; probar como entre animales nos entendemos; reflexionar con alegría que es tan patético el hecho de ser un ser humano solo como el de ser solo un ser humano o que ¿es lo mismo?. Lo natural de ignorar el género, su separación; el gran fallido de la cultura. Lo salvador de la canción, su capacidad de unir. Una dramaturgia melódica. Una mirada original y tierna que se articula con el ingenio, la seducción, la intrepidez de los actores; llenos de energía, llenos de sus personajes, recortados de ellos mismos y hechos a medida de ese patio, de ese lenguaje, de esta pieza teatral autóctona de si misma.
Que actúen mis amigos es- esta vez- anecdótico, porque Hotel Melancólico es una obra extravagante. Imperdible. Adorable.