Tuco es un hombre grande, sostén de familia, agobiado por la realidad que vive. Trabaja todo el día en una fábrica detrás de una máquina. En un acto de completa desesperación y rebeldía deja todo y se dispone a perseguir su sueño: ser cantante de tango. La familia de Tuco, desesperada, pide ayuda a su amigo de toda la vida, Sebastián, para que hable con él y colabore para hacerlo entrar en razón. La obra plantea la diferencia entre lo vivir en libertad, habitando los sueños plenamente o conformarse con subsistir, gris, como un eslabón más de un sistema cruel donde parece no haber lugar para estar verdaderamente vivo.
En palabras del director
Además del tremendo valor simbólico que tiene por haber sido escrita en plena dictadura y dentro del marco de Teatro Abierto en 1981, la pieza resulta única en el teatro argentino porque reúne varios aciertos dramáticos: es de una tristeza e impotencia infinita; sin embargo, está escrita desde la vereda de enfrente. Se trata de una obra ágil, divertida y entretenida; como resultado, genera una emoción muy profunda pero simple de transitar. La obra te sumerge en un mundo terrible y sale hacia arriba con una fuerza vital sorprendente. Habla de los sueños, de la amistad, de la posibilidad, de vivir de verdad, de realizarse, de ser, de la libertad.
- 12/02/2011 - Militancia, política y teatro: juntos pero no revueltos - Por: María Natacha Koss