De profesión maternal

Matilde, luego de haber abandonado a su hija Leticia, decide escribirle una carta para poder conocerla. Una madre fría y totalmente ausente, que ha perdido su capacidad y deseo de dar. Vive con una compañera, Eugenia, quien parece expresar siempre otra voz y funciona como mediadora entre ambas mujeres, aún en sus contradicciones. Leticia se presenta en la casa de su madre y en el encuentro tenso, lleno de rencor, dolor y furia, tratará de comprender el pasado, oscuro y desconcertante.


En la obra, como en la vida, casi siempre el temor y la ansiedad impiden cualquier comunicación real. Además, aquí se desarman los estereotipos con que se juzgan familias y convivencias. Lo único que asegura la constitución de una familia es que haya amor en los vínculos ¿Qué otra cosa se necesita?


Un reencuentro, miles de expectativas y de preguntas. Una búsqueda que las llevará a un enfrentamiento, quizás, atravesado por la imposibilidad visceral de llegar a un acuerdo.

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